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Se habian de correr quatro lanzas; y los que tuviesen la dicha de vencer á quatro caballeros, habian luego de pelear unos con otros: de suerte que el postrero por quien quedara el campo fuese proclamado vencedor del torneo.

Harto se conocía este resultado en los gritos de alegría, en aquel concierto de injurias con que el vencedor confirma la catástrofe del vencido, cuando éste vuelve la espalda. El sitio donde yo estaba se vió despejado por el avance de nuestras tropas, y en casi todos los jefes que allí había observé tal expresión de gozo, que sin duda consideraban asegurada la victoria. ¡Oh, momento feliz!

Spadoni, como si fuese el dueño de tales riquezas, las fué metiendo en un cestillo de mimbre. Temblaba de emoción. Iba á pasar entre los curiosos sosteniendo contra su pecho el tesoro, lo mismo que otras noches había visto pasar á su grande hombre con aire de vencedor. ¡Qué valían al lado de esto los aplausos que llevaba recibidos como pianista!... Unos manos ávidas le arrebataron el cestillo.

Los infieles, reducidos al reino de Granada y su territorio, y limitándose á hacer una guerra defensiva, dejaron á la naciente civilización cristiana un campo más fértil y vasto. Los tesoros de la ciencia y del arte árabe se propagaron entonces desde Córdoba y Sevilla, una vez conquistadas, por el pueblo vencedor.

Quedose contemplando, sin saber por qué, la testa del toro, y el recuerdo más penoso de su vida profesional acudió a su memoria. Era una satisfacción de vencedor tener en su despacho, visible a todas horas, la cabeza de aquella mala bestia. ¡Lo que le había hecho sudar en la plaza de Zaragoza! Gallardo creía a aquel toro con tanto saber como una persona.

Nunca se le olvidaría a don Álvaro un combate de amor que duró tres noches, y fue más glorioso para la vencida que para el vencedor. La escena representaba una panera, casa de madera sostenida por cuatro pies de piedra, como las habitaciones palúdicas sustentadas por troncos, y las de algunos pueblos salvajes.

Abre los brazos y recibe también tu hijo don Quijote, que si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de mismo; que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede. Dineros llevo, porque si buenos azotes me daban, bien caballero me iba.

16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi alma. 17 A él clamé con mi boca, y fue ensalzado con mi lengua. 1 Al Vencedor: en Neginot: Salmo de Canción. 2 para que conozcamos en la tierra tu camino, entre todos los gentiles tu salud. 3 Alábente los pueblos, oh Dios; Alábente todos los pueblos.

La única defensa del que estaba debajo era clavar sus uñas, afilándolas con el pensamiento, en los brazos, en las piernas, en todo lo que alcanzaba del vencedor; y logrando alzarse un poco con nervioso coraje, trató de hacerle molinete para derribarle.

Además del coronel Jimenez, segundo en el mando de aquella columna respetable, casi toda la oficialidad, 1.800 soldados, artilleria, armamento, caballos y municiones quedaron on poder del vencedor, que á poco de esta victoria, con el ejército mayor que basta alli habia tenido la República, marchaba á batir las tropas de Sámano.