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Parece, á primera vista, que su intento ha sido contrastar la frialdad é irresolución de los unos, con la vehemencia, constancia y aun obstinación que atribuyó á las otras en el arte de seguir una intriga, sin perdonar medio alguno, por impropio que sea

Los pobres anhelaban con vehemencia de anémicos esta sangre de la tierra. El vaso de vino mitigaba el hambre y alegraba la vida un momento con su fuego: era un rayo de sol que pasaba por el estómago.

¡No, hasta es hermoso a su modo; no se le podrá reprochar que sea enclenque, por ejemplo! y a quien le guste las espaldas anchas y el busto poderoso... ha de agradarle. Solamente que es un hombre serio, severo y en sociedad no es amable, se lo prevengo. ¿Por qué dices eso? exclamó María Teresa, dirigiéndose a su prima con cierta vehemencia.

¡Dios mío! qué odioso es esto replicó. ¡Qué cobarde, , lo repito, qué cobarde! La verdad empezaba á manifestarse á mi espíritu. Descendí uno de los escalones. ¿Qué es lo que hay, pues? le dije fríamente. Es usted respondió con una brusca vehemencia quien ha pagado á ese hombre, á ese niño, ó lo que sea, para que nos aprisione en esta miserable torre.

Un monje fanático, apoderado de Valverde en la Corte de España, no habría hablado con mayor vehemencia y encono... Comprendo, y soy el primero en seguir al señor Caro en ese camino, que es tiempo de poner término a la estéril declamación contra la conquista, que ha dado alimento sin vigor a la literatura americana durante veinticinco años.

Caro le costaría a cualquier hombre que se atreviese a calificarla de tal en mi presencia. mismo te delatas. Esa vehemencia con que la defiendes me prueba más aún que la amas. Tal vez esa mujer te ha hechizado. La cosa es peor de lo que yo presumía. No es un capricho, es una verdadera pasión. Si la estimación y la amistad son pasiones, estoy apasionado de ella, lo confieso.

Yo no creo en el amor, como no creo en nada. Cuanto digas contra él lo hace muchos años; pero ¿debo darle con el pie si me sale al paso y quiere acompañarme? ¿Conoces una quimera que llene mejor el vacío de nuestra existencia, aunque sea poco durable?... Miguel acogió la vehemencia de su amigo con un gesto sardónico.

Hizo un ligero gesto de susto, al ver el cuaderno en las manos de Carmen; luego se llevó las manos a la cabeza como atontada por un golpe. Adriana levantándose, caminó hacia ella, acercó su cara dolorida a la cara pálida de Laura y la abrazó con desatinada vehemencia, sacudida por los sollozos. Parecían querer fundirse la una en la otra, para formar o un mismo amor o una misma desolación.

La obra había gustado poco, pero la artista había sido aclamada por el público, enloquecido y lacrimoso ante su patética desesperación en el acto final, al llorar el amor perdido. Después nada: ninguna noticia; se había eclipsado, impulsada, sin duda, por el amor, dominada, por aquella vehemencia que le hacía seguir al hombre preferido como una esclava.

Era tan fuerte el ansia de charla y de trato social, se lo pedía el cuerpo y el alma con tal vehemencia, que si no iban habladores a la tienda no podía resistir la comezón del vicio, echaba la llave, se la metía en el bolsillo y se iba a otra tienda en busca de aquel licor palabrero con que se embriagaba.