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Aun es hermosa, y en vano la enfermedad, la tristeza de su marchita belleza, anublan el esplendor; y áun á pesar de las canas que emblanquecen sus cabellos, hay en sus ojos destellos de juventud y de amor. Amor doliente, infinito, mal herido, acongojado, en ardoroso cuidado, en apenador afan; corriente de desventura, que la materia mezquina gasta, corroe, calcina, como el fuego en un volcan.

Miguel, luchando con innumerables contrariedades de todo género, escribia artículos, hacía versos para mil objetos distintos, traducia en tres dias una pieza ó una zarzuela que solia representarse con ajeno nombre, y en vano pedia á los sucesos un momento de tranquilidad para hacer al fin algo más digno de sus envidiables facultades.

Volveos a vuestro navío, y si os faltan bastimentos, roed las jarcias y encerrad en vuestros estómagos los embreados leños, si es posible, porque pensar que os hemos de dar acogida será pensamiento vano y contra los preceptos de la caridad, que ha de comenzar de mismo.

Y, puesto caso que durmiese y no despertase, en vano sería mi canto si duerme y no despierta para oírle este nuevo Eneas, que ha llegado a mis regiones para dejarme escarnida.

El prudente Ahmed comprendió que no estaba su amigo para razonamientos, y que tratar de disuadirlo sería en vano. ¿A qué predicar a un sordo que se aferraba a su idea, como al poder temporal los pontífices romanos? Vistiose, pues, Ahmed, y, acompañado del primer intérprete, Osmán-Bey, que acababa de regresar del Círculo Imperial, hízose conducir al hotel del señorito L'Ambert.

Una cosa debo notar de paso, y es que López, vencido en varios encuentros, solicitaba en vano una paz tolerable; que Rosas piensa seriamente en trasladarse al Brasil . Lavalle se niega a toda transacción, y sucumbe. ¿No véis al unitario entero en ese desdén del gaucho, en esa confianza en el triunfo de la ciudad?

Desde entonces brillaron todas las noches luces misteriosas en el mar, y á la salida del sol un enjambre de pececillos venía á situarse frente al barranco, emergiendo sus cabezas del agua para mostrar la hostia que cada uno de ellos llevaba en la boca. En vano quisieron los pescadores quitárselas. Huían mar adentro con su tesoro.

En él se lee el siguiente pasaje, digno de llamar la atencion de todos los hombres pensadores. «Los dificultades y los obstáculos de todas clases contra los que lucha la filosofía, son visibles, y en vano los quisiéramos disimular.

Fué esto en vano, porque no queriendo los traidores se les escapase de entre las manos aquél á quien tanto aborrecían por la ley santa que les predicaba, le siguieron y le clavaron una flecha en las espaldas.

Sin embargo, escuchábase por momentos una risa tenue y temblorosa comparable al ceceo del agua en las fuentes. Después de esperar en vano, subió hacia la ciudad. El torreón del Alcázar destacaba su sombra formidable sobre el cielo límpido y verdoso. Era casi de noche.