United States or Italy ? Vote for the TOP Country of the Week !


No faltes... Aunque tarde mucho, aguarda siempre en el portal... Adiós, hasta luego. Nolo se apartó de la ventana lleno de gozo y de zozobra al mismo tiempo. No se le pasó por la imaginación que aquel paso arriesgado pudiera tener consecuencias graves para ambos: era demasiado valeroso para pensar en el resultado de sus acciones.

Lo más interesante ha sido su vida, una de esas vidas antiguas y fecundas de soldado leal y valeroso, caballero de clásica hidalguía española, erudito y poeta como aquellos capitanes de la Conquista, que de día vivían en poema épico, y en el encanto de las noches tropicales rimaban las nostalgias de la patria o ardientes serventesios a los ojos de las limeñas. Era una figura de otra edad.

Esta guerra era distinta á las otras. Contra Alemania, preparada durante largos años para la lucha, y que había movilizado guerreramente todas sus fuerzas industriales y comerciales, los aliados se batían en los primeros meses como se bate un pueblo valeroso, pero atrasado, frente á una nación moderna.

Aquí llegaba Tiburcio en su singular perorata, cuando salió de la iglesia un viejo venerable, ricamente vestido, como muy principal hidalgo que era. Y parándose delante de Morsamor y mirándole de hito en hito con jubilosa sorpresa, le dijo: Sois, señor, el vivo retrato, no si de vuestro padre o de vuestro abuelo, a quien conocí y traté hará ya medio siglo, pero cuya imagen está grabada en mi memoria con rasgos indelebles. Le debí primero franca, leal y cariñosa amistad y después, la vida. Yo me llamo Duarte y soy hijo del heroico Pedro de Mendaña, quien después de la batalla de Toro se mantuvo tanto tiempo en el castillo de Castronuño, contra todo el poder de Castilla. Un valeroso aventurero de aquella nación, cuyo nombre era como el vuestro Miguel de Zuheros, y cuyo sobrenombre de guerra era también Morsamor, fue en aquel castillo mi constante compañero de armas. Audaces correrías hicimos a menudo en el país enemigo. Talamos sus panes, saqueamos alquerías y granjas y volvimos no pocas veces a nuestra fortaleza cargados de botín riquísimo. En una de estas excursiones, que no olvidaré nunca, nos cercó gran golpe de villanos armados y de gente guerrera a caballo. Allí me derribaron del mío, asaz mal herido, y allí hubiera muerto yo, si Morsamor no me defiende con extraordinario brío.

; el curita Rubín había reconciliado dos matrimonios que andaban a la greña, había salvado de la prostitución a una niña bonita, había obligado a casarse a tres seductores con las respectivas seducidas; todo por la fuerza persuasiva de su dialéctica... «Soy de encargo para estas cosas» fue lo último que pensó, hinchado de vanidad y alegría como caudillo valeroso que ve delante de una gran batalla.

D. Fadrique, á pesar de sus chachas, se hizo impío, antes de pensar y de reflexionar, por un sentimiento instintivo. La religión no se ofreció á su mente por el lado del amor y de la ternura infinita, sino por el lado del miedo, contra el cual su natural valeroso é independiente se rebelaba.

Mi gratitud es inmensa. Antes de la gratitud, antes de que hubiese motivo para tenerla, ¿por qué ocultártelo? la elegancia de don Jaime, su discreción, su fama de valeroso soldado, la noble gallardía de su persona, todo me inclinaba a quererle bien y mucho; pero el recelo de no ser amada sublevaba mi orgullo, y mi orgullo ha hecho cuanto es posible para ahogar esta inclinación naciente.

Pero, al fin, le desató y le dio licencia que fuese a buscar su juez, para que ejecutase la pronunciada sentencia. Andrés se partió algo mohíno, jurando de ir a buscar al valeroso don Quijote de la Mancha y contalle punto por punto lo que había pasado, y que se lo había de pagar con las setenas. Pero, con todo esto, él se partió llorando y su amo se quedó riendo.

Apresado este valeroso guerrero mientras dormia en los montes de Tamanaco, su cabeza, con el mismo gorro frigio que constantemente solia usar, fué llevada á Carácas en una jaula de hierro y expuesta al público sobre el camino de la Guaira.

Ni por ésas volvió don Quijote; antes, en altas voces, iba diciendo: ¡Ea, caballeros, los que seguís y militáis debajo de las banderas del valeroso emperador Pentapolín del Arremangado Brazo, seguidme todos: veréis cuán fácilmente le doy venganza de su enemigo Alefanfarón de la Trapobana!