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Es de presumir, que las obras de Malara y de su escuela no formaron parte de ellos, y que las de La Cueva, Artieda y Virués, no se representaron sino después de muchos años de haber figurado en los de Sevilla y Valencia, no haciéndose mención alguna, antes del año de 1580, de poetas naturales de Madrid ó de su territorio, que surtiesen los teatros de la capital con piezas suyas.

Todos protestaron; el cardenal, que tenía malas pulgas, quiso meterlos en cintura, y uno de ellos fue con la queja a Roma, enviado por sus camaradas. Cisneros, como era gobernador del Reino, puso guardias en todos los puertos, y el canónigo emisario fue hecho prisionero al ir a embarcarse en Valencia.

Un volumen de comedias suyas hubo de publicarse en Valencia. La única que conocemos, El hijo de las batallas, adolece de poco gusto, aunque demuestra que su imaginación era grande, aunque extraviada .

En las ciudades como Toledo , Valencia , Sevilla y otras, tomadas por capitulacion, se observarian con los muzlimes los tratos y convenios celebrados; cuando la poblacion habia sido entrada á viva fuerza, ó sin mas concesion, como en Córdoba, que la vida y la libertad de espatriarse , es evidente que los que no pudieron usar de este beneficio y permanecieron en sus casas, quedaron entregados á merced de los conquistadores.

El orden cronológico exige que prosigamos nuestra historia hasta la conclusión de este período en los teatros de Madrid, que, con los de Sevilla y Valencia, forman los tres puntos principales de la Península, en que debe estudiarse con esmero.

El libro de Lord Holland, cuyo título promete dar solución á estas dudas, no contiene más que un análisis de la tragedia citada, sin ofrecernos siquiera las noticias biográficas siguientes, escasas á la verdad, pero no difíciles de adquirir . Guillén de Castro y Belvís, de familia antigua y distinguida, nació en Valencia en 1569.

Lo mismo que si diese una lección geográfica, explicó á Tòni su viaje de regreso. Este corre-mares se encogía tímidamente cuando le hablaban de itinerarios de ferrocarril y cambios de tren. Aquí está Brest... Sigues por esta línea á Burdeos; de Burdeos á la frontera; y una vez allí, tuerces á Barcelona ó te vas á Madrid, y de Madrid á Valencia.

Rafael recordaba este mundo extraño, visto ligeramente en los pocos días que permaneció en Milán. Su acompañante, el canónigo, había encontrado allí un antiguo niño de coro de la catedral de Valencia, sin otra ocupación ahora que estar día y noche plantado en la Galería.

La "Huerta" de Valencia. San Felipe de Játiva. La diligencia española. Almanza. La Mancha y el valle del Tajo. Un personaje de España. Una serie de curiosísimos contrastes me esperaba en el trayecto que debia recorrer desda Valencia hasta Madrid.

Vivía cerca de Valencia, en una casa de campo, y sólo venía á Madrid cuando algún asunto lo exigía: en esta ocasión era para gestionar el ascenso de un hijo, registrador de la propiedad. Á pesar de que este hijo tenía la misma edad que yo, D. Ramón no pasaba de los cincuenta años, lo cual hacía presumir, como así era en efecto, que se había casado bastante joven.