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La muchacha se puso encarnada y escuchó inmóvil, con los ojos bajos, pero respondió sin vacilar y con voz firme: , papá. Al siguiente día otro incidente. Era viernes, y Elena no comía. Interrogada por su padre, respondió que tenía costumbre de ayunar. Pues bien, querida niña le respondió Lacante, tienes que perder esa costumbre y conformarte con las mías, esto es lo justo.

Fue todo obra de un segundo. A la luz oscilante de la lámpara lo vi vacilar, quererse asir enloquecido del vacío, y con un espantoso grito de ira y desesperación, caer al fondo de aquel negro abismo, donde las impetuosas aguas lo arrastraran hacia regiones subterráneas, desconocidas e inexploradas.

¿A tu dignidad de marido?... ¿Pues no decías hace un momento que tan sólo el reparo que este papel allana te había hecho vacilar al intentar lo que intentas? Es que ese papel rebaja mi dignidad... Ese papel realza y asegura tu dignidad en la opinión pública... Cuando se trata del honor hay que prescindir de la opinión...

Qué gusto me da, señora duquesa, oírle razones que yo entiendo. Me hace usted vacilar.... El prelado permaneció pensativo. La duquesa dijo entre : «Esta pieza está cobrada. Cuidado que me dió guerra. La amenaza fué el balín que le hirió en mitad de la pechugaEl prelado meditaba, bajos los ojos, dando vueltas con una mano a la cruz de topacios que pendía sobre su morado pecho.

Al fin pudo proferir estas palabras: Ven ... oye ... vamos.... ¡Jamás, señora, jamás! exclamó el joven, dirigiéndose hacia la puerta. La devota inclinó la cabeza, agitó los brazos, soltando la caja; se doblegó después de vacilar un momento, retrocediendo y avanzando; dió un grito y cayó al suelo.

Desde la Plaza Mayor bajó por la calle de Toledo, torció luego hacia la derecha, a los pocos minutos de marcha se detuvo en una calle cercana a San Francisco el Grande, miró el número de una casa, entró en el portal sin vacilar, subió la escalera, y en uno de los pisos altos llamó. A los pocos segundos le abría la puerta una joven, guapetona y de fisonomía inteligente.

Cuando estuvo en el trascoro, sacó fuerzas de flaqueza, y aunque iba ciego, procuró no tropezar con los pilares y llegó a la sacristía sin caer ni vacilar siquiera. Ana, vencida por el terror, cayó de bruces sobre el pavimento de mármol blanco y negro; cayó sin sentido. La catedral estaba sola. Las sombras de los pilares y de las bóvedas se iban juntando y dejaban el templo en tinieblas.

Cuando el padre Aliaga y Quevedo, con gran trabajo, disimulando cuanto pudieron el estado de muerte de Dorotea, la pusieron en su lecho y se encerraron con ella, Quevedo se fué sin vacilar al cajón de la mesa donde, según la postdata de la carta póstuma de Dorotea á don Juan, estaba el testamento de la comedianta.

Juanito estaba inmóvil por el estupor. ¡Dios sabe lo que pasó en aquellos momentos ante sus ojos, fijos, sin luz y desmesuradamente abiertos como los de un ciego! De pronto, doña Manuela abandonó su asiento al ver a su hijo vacilar, llevándose las manos al pecho y retroceder como si buscase apoyo.

Aun en medio de sus lágrimas, no comprendió ella nunca la vida sin honor, ni vaciló un minuto entre el dolor y el deber. Mi padre partió sin esperanza, pero sin vacilar un momento. Combatió con la guardia constitucional y con los suizos para defender el castillo. Cuando Luis XVI abandonó el palacio, la lucha se convirtió en matanza. Mi padre fue herido de un tiro de fusil.