United States or North Macedonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Se lo enviaron probablemente antes de que llegase a Zenda la noticia de la presencia de usted en Estrelsau; porque supongo que el mensaje lo mandaron de Zenda. ¡Y lo ha llevado encima todo el santo día! exclamé. Bien puedo decir que no soy el único que ha pasado un día de prueba. ¿Pero qué pensaría él de todo esto, Sarto? ¿Qué nos importa? Pregunte usted más bien qué es lo que piensa ahora.

Don Federico dijo la tía María después de un rato de silencio , ¿es verdad que hay por esos mundos de Dios hombres que no tienen fe? Stein calló. ¡Qué no pudiera usted hacer con los ojos del entendimiento de los tales, lo que ha hecho con los de la cara de Momo! contestó con tristeza y quedándose pensativa la buena anciana. Capítulo VIII

Lo compadezco y lo admiro, porque supongo que a fuerza de labor usted ha adquirido esa compostura necesaria, para interponer, entre usted y esos de quienes habla, una barrera infranqueable!... ¡Horrible labor, amigo mío!

Exactamente lo mismo... ¿Ve usted lo frío y sereno que estoy? Así me gusta. Esto se llama ser filósofo en toda la extensión de la palabra, y elevarse sobre las miserias humanas dijo la viuda con emoción verdadera o falsa . No vuelvas a acordarte más del santo de su nombre... Y aunque me acordara, tía, aunque me acordara... ¿Para qué?... no has de verla.

Con el mayor disimulo la retuve suavemente por el hábito, diciendo al mismo tiempo en voz de falsete: ¿Cómo se llamaba usted? ¡Chis, suelte usted! Y dando un tirón se alejó, no sin dirigir una rápida mirada de temor a la madre. Peteneras y seguidillas. ¡Oh diablo! ¿Estaría galanteando a la hermana San Sulpicio? La impresión que saqué de esta plática por lo menos fue ésa.

Si lograba buen éxito, callaba y sonreía voluptuosamente, pero no volvía a acercarse al poeta aplaudido. Cuando éste se quejaba de su desvío, respondía: «Usted ya ha demostrado que tiene alas; vuele V., amigo mío, vuele V., que yo tengo que soltar a otros pobrecitos». Su vida privada ofrecía muy poco de particular.

D.ª Rafaela lo advirtió bien, y adoptando un semblante enteramente picaresco, le dijo bajando aún más la voz: Ya , ya , querida, que usted y él... ¡vamos!... Apriete, hijita, apriete, y que no se escape, que bien merece la pena... Al que no puedo ver ni en pintura es a aquel otro que se come los periódicos, aquel de las barbas y las gafas... ¡Ah, , Moreno!...

Más abajo del que ocupan las Micaelas, esas que recogen y corrigen las mujeres pérdidas. El arquitecto y los delineantes me trabajan gratis. Ahora no pido sólo dinero, sino ladrillo recocho y pintón. Con que a ver... ¿Tiene usted ya la memoria de cantería? preguntó con vivo interés Aparisi, que era hombre fuerte en negocio de berroqueña. , señor. ¿Me quiere usted dar algo?

Mientras hablaba, anduvo buscando algo en un cajoncito de la pequeña mesa-escritorio, y por fin sacó un objeto, añadiendo con profunda solemnidad: Usted conocía a Blair íntimamente, más íntimamente que yo, tal vez, en estos últimos años. Conocía a sus enemigos como también a sus amigos. Dígame, ¿ha tenido oportunidad de ver alguna vez el original de cada uno de estos hombres?

Entró el enemigo; y aunque venía de paz y don Pompeyo se había propuesto ser muy prudente, en cuanto doña Petronila abrió el pico, el ateo extendió una mano y dijo interrumpiendo: Dispénseme usted, señora, y dispense este digno sacerdote católico... vienen ustedes equivocados; aquí no se admiten limosnas condicionales.... ¿Cómo condicionales?... preguntó don Custodio, con muy buenos modos.