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El yankee ha subido á la altura, porque sin asomo de piedad, y para ir más ligero, ha dejado tras de todo lo que le estorbaba, mientras que el hispano-americano sube con dificultad, porque va cargado con el indio, á quien considera como á su hermano y como á su igual, uniendo con él sangre, vida y destino.

¿Es verdad lo que me dices? exclamó Beatriz uniendo las manos en un transporte de grata sorpresa.. , hija mía; pero esa satisfacción la he comprado un poco cara... Siéntate, que voy a contarte mi historia. Y le refirió la tormentosa conferencia que tuvo la víspera con el marqués en el saloncito del teatro Francés, sin omitir, por supuesto, el desenlace. ¡Había traicionado a Beatriz!

Y en esa tierra, do Favonio y Flora juntos muestran sus galas y hermosura, fijaste la enseña salvadora que el progreso en los pueblos asegura: Dios y mi rey: idea portentosa, digno sólo del alma generosa, emblema sacrosanto, digno solo del alma generosa, que uniendo con la su patriotismo se aventura a cruzar el hondo abismo.

Tiene más de 90 brazas, y su construcción, que participa de puente y de balsa, se remienda muy á menudo, y digo se remienda, porque por allí no se emplea en las obras ni un solo clavo, cosiendo y uniendo el bejuco, las cañas, las palmas bravas y el cogon, únicos agentes de aquellas perecederas obras.

Un mozo de cuadra, moviéndose con precaución junto al caballo, coceante de dolor, le quitaba la silla, echándole después a las piernas unos lazos de correas que las agarrotaban, uniendo las cuatro extremidades y haciendo caer al animal al suelo. ¡Ahí, valiente!... ¡Duro! ¡duro con él! seguía gritando el encargado de las caballerizas, sin dejar de mover manos y pies.

Escuchad, Mathys; sofocad por el momento vuestra indignación y hablad quedo le dijo con tono misterioso . Lo que vais a saber os llenará de temor y de cólera; pero cobrad coraje y no temáis nada; yo lucharé junto con vos contra vuestros enemigos, y estad seguro de que, uniendo nuestros esfuerzos, haremos fracasar sus pérfidas maquinaciones.

No se hacen los buenos matrimonios, no, con estos ingredientes. Es preciso no forzar la naturaleza, no forzar los sentimientos naturales, haciendo de la gratitud amor; es preciso, sobre todo, dar a cada edad lo suyo y no empeñarse en reverdecer la venerable vejez, ni marchitar la hermosa juventud, uniendo una cosa con otra fuera de sazón. No, mil veces no.

En fin, no es cosa de que nos pongamos a reñir por quién peca menos... ¿le parece a usted? dijo la fundadora, uniendo la cortesía a la modestia, y permitiéndose el característico guiñar de ojos, un tanto picaresco . Mi lema es este: «haga cada uno lo que pueda y lo que sepa, y Dios verá». Eso mismo pienso yo... Conque, usted me dispensará... tengo mucho que hacer. Hasta mañana; no faltar...

Le invitaba a salir; le llamaba cobarde, uniendo a este insulto otras injurias para la odiada isla donde había nacido. Con irreflexivo impulso, se levantó Jaime de la cama, sonando ruidosamente el jergón bajo el hundimiento de sus rodillas. Al estar de pie, en la obscuridad, con el revólver en la mano, volvió a tenerse lástima por este movimiento y a despreciar a su retador. ¿Por qué hacerle caso?

Las largas filas de rosales, los macizos de plantas, toda esa jardinería mutilada y corregida por las tijeras del hortelano, reverdecía con el soplo cálido de la tarde y se cubría de flores, uniendo sus simples perfumes a la estela de esencias que dejaban las señoras tras su paso.