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Jacobo fué ciertamente muy indigno, muy traidor, muy cobarde. ¿Pero qué decir de usted que aprovechó su indignidad, su traición y su cobardía para arrastrarle á la perdición? ¡Quién sabe si no abusó usted de mi credulidad y no era el desgraciado tan culpable como usted quiso probarme! Ahora, Sorege, desconfío de usted, porque de lo que es capaz.

Sangre bebas en vez de linfa pura, Sangre tan solo bebas por do quier, Y al entrar en el lecho, sangre impura De la almohada veas correr! El mas cobarde escúpate á la cara, Tu nombre sea voz de deshonor, Mientras mi musa con candente vara Fija en tu frente el nombre de TRAIDOR!

Por ejemplo, en Mujer, llora y vencerás, jornada segunda: MADAMA. ¿Quién se atreverá á decir En lo que llega á oir y ver, Si tengo que agradecer O si tengo que sentir? Pues si tengo que inferir Quién es dueño de un temor... Es el engaño traidor. MADAMA. Y quien de un ansia mortal... MÚSICA. El desengaño leal. MADAMA. ¿Quién con tal eco sonoro Ha aumentado mi dolor?

; , señor; de conspiraciones se trata; pero de conspiraciones que ya no deben daros cuidado, porque ya pasaron. ¿Conspiraciones vuestras? Por recobrar vuestra dignidad y la mía. Pues lo de siempre. ¿Y quién os ayudaba á conspirar? porque nadie conspira solo. Don Rodrigo Calderón. ¡Ah! ¡ah! Se me mostró leal... cuando era traidor; le concedí algunas audiencias secretas.

Finalmente, don Fernando supo que mis padres andaban por darme estado, por quitalle a él la esperanza de poseerme, o, a lo menos, porque yo tuviese más guardas para guardarme; y esta nueva o sospecha fue causa para que hiciese lo que ahora oiréis. Hacía el traidor que sus lágrimas acreditasen sus palabras y los suspiros su intención.

Tambien la hipocresía es del hipócrita, y la maldad es del malvado, y el adulterio es del adúltero, y las traiciones son del traidor. ¡Es mio! No, no es tuyo, para levantarte contra Dios, contra la creacion y contra el hombre. Para eso no tenemos nada; para eso todos somos mendigos.

Recordó muchas novelas en las que el lector suspira de satisfacción al ver que el héroe, simpático y modesto, puesto en peligro de morir por el «traidor» de la obra, más fuerte y malo que él, no sólo salva su vida, sino que además mata por una feliz casualidad á su adversario, con lo que se demuestra la existencia de algo superior y equitativo que las más de las veces parece que duerme, pero en ciertos momentos despierta, dando á cada uno su merecido.

Busque usted y no tardará en hallar al traidor. Un amigo lealEchola al correo y esperó con ansia el efecto que producía. D. Pedro la recibió delante de ella y la leyó. Su rostro se contrajo fuertemente y se cubrió de palidez cadavérica. ¿Quién te escribe? preguntó ella con naturalidad.

Nuestros ejércitos estaban en el Este, en el sitio que les correspondía, en la verdadera frontera, en la puerta de la casa. Pero éste es un amigo traidor y cobarde, que en vez de dar la cara entra por la espalda, saltando las tapias del corral, lo mismo que los ladrones... De nada le servirá su traición. Los franceses ya están en Bélgica y ajustarán las cuentas á los alemanes.

Ya entiendo, ya.... ¡Hombre, si es cierta esa maldad que no puedo convencerme, que se me atraganta , aún sería poco para el traidor el castigo de Judas! Pero usted, santo, ¿por qué no le atajó? ¿Por qué no avisó? ¿Por qué no le arrancó la careta a ese pillo?