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Pero don Víctor trataba principalmente de que le eligiesen segundo vicepresidente y reclamaba para Frígilis la primera secretaría. «Frígilis había jurado renunciarla, pero no importaba; de todas suertes la elección era una honra para ellos, aunque lo negase el sarraceno de Tomás». Quintanar contaba con el gobernador. Salió.

A su cabecera tiene a un hombre bien vestido, un bastón en una mano, una receta en la otra: o la tomas, o te pego. Aquí tienes la salud, parece decirle, yo sano los males, yo los conozco; observa con qué seriedad lo dice; parece que lo cree él mismo; parece perdonarle la vida que se le escapa ya al infeliz. No hay cuidado, sale diciendo; ya sube en su bombé; ¿oyes el chasquido del látigo? .

Guiado de clarísimo entendimiento, se fijaba bien en cuantas alteraciones sufría, para decírselas al médico, y luego le daba las tomas que la recetaban, con los intervalos debidos, arropándola en seguida como una niña a su muñeca.

No diré que no respondió Tomás Flavio, algo más animado. Puede que . ¿Pero y tu mujer, viejo? ¿Qué tal va? El viejo titubeó. Todo Bar Sansón sabía que las experiencias conyugales no habían sido felices para él.

Componíase ésta de una anciana que se decía descendiente del gran general Ollantay, dos hijas, Carmen y Teresa, y un mancebo llamado Tomás. La choza estaba situada a la falda del cerro de Laycacota. Ella con quince o veinte más constituían lo que se llama una aldea de cien habitantes.

Durante todo el día la abuela mostró una actividad febril y estuvo yendo y viniendo de la casa del padre Tomás a la del notario y viceversa. Aquello era el cuento de nunca acabar. Era tal su gozo, que no se fijó en las cosas que más le chocaban habitualmente.

De esta suerte, con ceño adusto y vertiendo sangre de su honda herida, el espectro de Tomás Cardoso se mostraba a los ojos de Morsamor siguiendo la nave.

Entonces los discípulos se gozaron viendo al Señor. 21 Entonces les dijo otra vez: Paz tengáis; como me envió el Padre, así también yo os envío. 23 A los que soltaréis los pecados, les son sueltos; a los que los retuviereis, serán retenidos. 24 Pero Tomás, uno de los doce, que se dice el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron pues los otros discípulos: Al Señor hemos visto.

Bajó Tomás, y con los ojos bajos y sumisión grande se hincó de rodillas ante su padre, el cual le abrazó con grandísimo contento, a fuer del que tuvo el padre del Hijo Pródigo cuando le cobró de perdido. Ya, en esto, había venido un coche del Corregidor, para volver en él, pues la gran fiesta no permitía volver a caballo.

Selección de la opereta "El Soldado de Chocolate", O. Strauss. Banda del Cuartel General. Valses "Loveland", Holzmann. Banda Municipal. Valses de "La Corte de Faraón", V. Lleó. Banda del Cuartel General. "Viaje á un Ingenio", Tomás. Banda Municipal. Danzón de Romeu "El barbero de Sevilla", F. Rojas. Banda del Cuartel General. Two Step "Cubanita", Marín Varona. Banda del Cuartel General.