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El caso tuyo insistió don Santiago, queriendo atenuar el efecto causado en el hijo por las durezas de la madre , no es para resuelto en cuatro palabras en un momento de fiebre como la que te abrasa ahora, hijo mío, de pies a cabeza: es para meditado en frío y con calma..., cómo le has de meditar seguramente, tomando los puntos donde deben tomarse: no en las alturas de la pasión, sino abajo, abajo en este pícaro suelo que se pisa, y entre la gente con quien uno se codea en cuanto sale de casa.

¿Para quién? preguntó el doctor mientras Amaury se afirmaba en su resolución, dirigiendo una larga mirada hacia el cementerio. Para el vizconde Raúl de Mengis dijo Amaury. Está bien dijo el doctor. La proposición es grave y merece tomarse en consideración. Volviéndose en seguida exclamó: ¡Antoñita! Esta abrió tímidamente la puerta.

Por lo demás, la palabra mil no debe tomarse aquí al pie de la letra, como ha hecho Signorelli, sino en la significación ordinaria y general, que tiene en el lenguaje común. En lo restante de España tuvo poco influjo la escuela dramática de Sevilla, y el único, que la nombra expresamente, es el citado Juan de la Cueva, natural de ella.

»Prometióselo Lotario, y, en apartándose dél, se arrepintió totalmente de cuanto le había dicho, viendo cuán neciamente había andado, pues pudiera él vengarse de Camila, y no por camino tan cruel y tan deshonrado. Maldecía su entendimiento, afeaba su ligera determinación, y no sabía qué medio tomarse para deshacer lo hecho, o para dalle alguna razonable salida.

Esto me parece plenamente probado. Pero se me ocurren dos observaciones. Primera: lo que él dice, a su modo, ¿tiene alguna importancia; merece tomarse la pena de estudiar su idioma endemoniado, para averiguar lo que dice? Segunda: caso que lo que dice es de importancia, ¿qué necesidad hay de inventar un idioma ininteligible para expresarlo?

Nunca había sido Maximiliano muy dado a lo religioso; pero en aquel instante le entraron de sopetón en el espíritu unos ardores de piedad tan singulares, unas ganas de tomarse confianzas con Cristo o con la Santísima Trinidad, y aun con tal o cual santo, que no sabía lo que le pasaba. El amor le conducía a la devoción, como le habría conducido a la impiedad, si las cosas fuesen por aquel camino.

Ya en Rojas, Calderón y Moreto, encontramos los rasgos distintivos, que constituyen el carácter esencial de estas piezas, aunque en sus obras fué siempre noble y digna la poesía, y lo pequeño, lo estrecho, lo absurdo, en el sentido en que debe tomarse lo cómico verdadero, se presentaba en la libertad infinita y en la movilidad de nuestra naturaleza, en chocante contraposición con lo más sublime; al contrario, en los autores de comedias, de que hablamos ahora, la caricatura predomina, y nos ofrecen un mundo de locos, y la comedia culta degenera en verdadera farsa.

Mario marchó, con la cabeza baja y el alma llena de repugnancia, hacia casa de sus suegros. Y en el camino fue cuando se le ocurrieron mil argumentos para desbaratar el sofisma del cura Laguardia. Siempre le pasaba lo mismo. No era pronto más que para ver y sentir: su inteligencia perezosa necesitaba tomarse tiempo para formar razonamientos. Llevaba el propósito de aconsejar a su cuñada que olvidase enteramente a Godofredo.

Esto podemos contestar á las páginas de Arago respecto á humanidad; en cuanto á los dicharachos puestos en boca de Petit, le recordaremos, que si hay islas de Saipan, también hay Geronas y Bailenes, y que si creía fácil tomarse la justicia, frente las playas de Marianas, no la encontraron tan fácil sus compatriotas frente los pechos de los zaragozanos.

Verdaderamente contestó el aludido, que estaba algo inquieto por falta de franqueza, moviéndose un poco hacia la puerta , que no soy de lo más apto para este género... eso es... de diversiones... Por otro lado, ¡caray! la edad... eso es. De manera que, si no se tomara a mal... ¡Qué ha de tomarse, hombre! díjole don Claudio, volviendo para cogerle por un brazo.