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En las esquinas iban las compañías tomando puesto. ¡Qué conmovedoras las banderas rotas! ¡Qué arrogantes, y como sacerdotes, los que las llevaban! Parecían altos aunque no lo fueran.

Allí María le dijo, tomando el agua bendita, que le ofreció con la punta de los dedos. Ahora te quedarás debajo del coro a oír la misa; yo me voy a poner cerca del altar. ¡Cuidado que mires para una sola vez! Ya comprendes que eso sería profanar el templo y en tal caso más vale que no entres. No, no te miraré aunque me cueste mucho trabajo. Dame tu palabra de que lo harás así. Te la doy.

"Sucedió, pues, que un porfiado viento nos salteó una noche, que, sin dar lugar a que amainásemos algún tanto o templásemos las velas, en aquel término que las halló, las tendió y acosó, de modo que, como he dicho, más de un mes navegamos por una misma derrota; tanto, que, tomando mi piloto el altura del polo donde nos tomó el viento, y tanteando las leguas que hacíamos por hora, y los días que habíamos navegado, hallamos ser cuatrocientas leguas, poco más o menos.

La vuelta de la mar iba tomando, Y treinta y cinco muertos le han quedado, Con que queda Correa, el mozo, ufano, Y mas con ver que huye el Luterano. Salió Candish de aquí con crudo duelo, Cubierto de dolor y grande llanto.

Evidentemente respondió el cura, cogiendo su caja de rapé y tomando un buen polvo. Así sucedía y así sucede todavía con las jóvenes acostumbradas a la obediencia pasiva... Señor cura, le cojo a usted en flagrante delito de contradicción.

Vuelta a la meditación, tomando el hilo de ella en el mismo punto en que lo había soltado... «Y aunque el Sr. de Feijoo lo niegue hoy, es tan verdad que me rondaba la calle al año de perder a mi Jáuregui... tan verdad como que nos hemos de morir. Y si no, ¿qué hacía plantado en aquella dichosa esquina de la calle de Tintoreros?

Aquel que lleva el sombrero negro... y cabello largo y alfiler de oro... y cadena de oro dijo Arístides, poniendo períodos en lugar de comas para poder dar paso a su respiración. El maestro sintió una opresión desagradable en el pecho y en la garganta, y tomando maquinalmente los guantes y el sombrero se salió a la calle.

Ya a mi compañero con estas cosas se le desconcertó el reloj de la cabeza, y dijo, algo ronco, tomando un pan con las dos manos y mirando a la luz: "Por ésta, que es la cara de Dios, y por aquella luz que salió por la boca del ángel, que si vucedes quieren, que esta noche hemos de dar al corchete que siguió al pobre Tuerto."

Con todo, las noticias que adquirieron en la madrugada confirmaron la sospecha del buen cura. Antes de llegar a Villaba dijéronles que el demente había retrocedido y vuelto hasta cerca de Pamplona, tomando después, al parecer, el camino de Lecumberri.

Consideraba la risa como un acto impropio de la dignidad humana, y habíala desterrado casi en absoluto de su cara, tomando por modelo una página del Nomenclátor o de la Memoria de la Deuda Pública. Dos fases tenía la vida de este hombre: el periodismo y la empleomanía. En la prensa, siempre estuvo encargado de la parte extranjera y de las cuestiones de Hacienda.