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Entre la publicación de las dos series de Escenas Montañesas mediaron muchos años. Todavía pasaron más antes que Pereda se decidiese a abandonar sus jándalos, sus mayorazgos y sus raqueros, y a ensanchar el radio de sus empresas, imaginando fábulas de mayor complicación y cuadros más amplios.

¡Oh! , mucho... Quizás no había usted nacido todavía. Pero recuerdo el país como si fuese ayer mismo. Veo perfectamente en mi imaginación el camino que lleva a Rosalinda, por el cual daba mi paseo cotidiano. Se penetraba en la hacienda por una calle plantada de fresnos, muy pequeñines entonces. Los fresnos han crecido y dan hoy una magnífica sombra.

Ya has atravesado el espacio en que podian seguirte mis ojos; y los tuyos pueden todavia descubrir todos los objetos que estan sobre la tierra y en el aire... iAh! icuantos objetos dignos de admiracion ofrece este mundo visible! icuan grande es en sus causas y en sus efectos! pero nosotros que nos llamamos sus senores, nosotros, criaturas de barro y semidioses al mismo tiempo, incapaces de poder caer a un rango mas inferior, y tambien de elevarnos, escitamos una guerra continua entre los elementos diversos de nuestra doble esencia, respirando a un mismo tiempo la bajeza y el orgullo, estamos indecisos entre nuestras miserables necesidades y nuestros deseos soberbios, hasta el dia en que la muerte triunfa y en que el hombre viene a ser ... lo que no se atreve a confesar a si mismo, ni a sus semejantes.

Es que Lamennais formó una escuela política y religiosa, cuyos discípulos le contemplan todavia como una especie de apóstol inspirado, que ha predicado al mundo la santa doctrina de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad y de la perfectibilidad humana, deducida de la ley de amor que formaba el fondo de sus creencias.

Fortaleza en otro tiempo, los macizos muros se hallaban todavía en buen estado y aparecían muy imponentes.

Estaba medio oculto, y tal vez lo esté todavía, en un nido de grandes árboles, álamos, chopos, nogales y sauces; á lo lejos se oía su tic-tac, pero sin ver la casa, oculta por la vegetación.

En las totalmente modernas obra de los príncipes ó gobernantes y no de los pueblos como Carlsruhe, Mannheim, Darmstad, etc., se encuentra un aspecto general totalmente distinto, sin estilo, ni carácter ni sello alguno. El contraste es todavía mas sensible en las ciudades compuestas de grandes barrios antiguos y modernos, como Berlin, Viena, Hamburgo, Dresde, Munic, Estuttgard y Francfort.

Es un disparate, y por eso río. No: ¡nunca! El príncipe habló á su vez. Se habían odiado, era cierto, y este odio lo consideraba ahora como una felicidad. ¡Qué desgracia la suya si hubiesen unido por el matrimonio sus dos enormes fortunas y sus dos orgullos todavía más enormes!...

Allí, los obscuros manojos de espinacas; las grandes coles, como rosas de blanca y rizada blonda encerradas en estuches de hojas; la escarola con tonos de marfil; los humildes nabos de color de tierra, erizados todavía de sutiles raíces semejantes a canas; los apios, cabelleras vegetales, guardando en sus frescas bucles el viento de los campos, y los rábanos, encendidos, destacándose como gotas de sangre sobre el mullido lecho de hortalizas.

Todas las muchachas, tarde o temprano, tienen gana de casarse y si no la tienes todavía es que estás un poco atrasada para tu edad. ¡Diecisiete años! ¡Ahí es nada!... Un monstruo... de una bonita especie, lo confieso... Pues bien, papá, elige ... Perfectamente... Elijo a Kisseler... ¡Kisseler! Mi espanto le hizo reír de buena gana.