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Estos vieron por fin colmados sus deseos con la destrucción de Sagunto, heroica ciudad digna de mejor suerte, y entraron en posesión de los territorios cuestionados, mientras aquellos de sus enemigos que habían sobrevivido a los horrores de tan terrible guerra, eran vendidos por esclavos.

Grande fue el asombro del doctor al ver a la señorita sola y con aquel interesante aparato de pena y desconsuelo, que lejos de mermar su belleza, la acrecentaba. ¿Qué tiene la niña? exclamó con interés muy vivo . ¿Qué es eso, Florentina? Una cosa terrible, Sr.

Eran guerreros, de fea y terrible catadura, armados de largas lanzas, de agudas flechas y de flexibles arcos. En sus rostros, casi imberbes, aunque varoniles y fieros, resplandecía, sobre el amarillo obscuro de la tez curtida, la exultación alegre del triunfo.

Anonadado por la terrible fatalidad, llevose la mano a la frente y, sin poder articular una sola palabra, una sola exclamación, saludó a don Alonso y volvió a encerrarse en su aposento. De ordinario, cuando la reunión comenzaba, hacía ya varias horas que don Alonso Blázquez se hallaba instalado en su sillón predilecto, frente a don Íñigo, platicando sin tregua.

Á la vuelta del restaurant de las Columnas, entrados ya en nuestra calle, hube de decir algo á mi compañera sobre la aventura del amigo; mi mujer se para repentinamente, me echa una ojeada terrible, suelta su brazo del mio, se cubre la cara con ambas manos, y arranca á llorar; pero un llorar que no podia contener, un llorar sin consuelo.

Las máquinas funcionan enmedio de murallas y fosos y como á la sombra de los cañones; contraste curioso que envuelve en cierto modo un epígrama terrible contra la civilizacion actual. Otro hecho notable en el departamento mencionado es la fuerte concentracion de poblacion en numerosas ciudades bastante considerables, concentracion indispensable en una provincia esencialmente manufacturera.

Finalmente, con justa razón fuimos castigados con la pena del destierro, blanda y suave al parecer de algunos, pero al nuestro, la más terrible que se nos podía dar.

Ya le seguiremos en su interesante regreso al escondrijo donde mal vive. Por de pronto, observémosle en su rudo luchar por la pícara existencia, y en el terrible campo de batalla, en el cual no hemos de encontrar charcos de sangre ni militares despojos, sino pulgas y otras feroces alimañas.

Cuando le ocurría el tener que faltar a aquella misión de casi todos los días, que ella cumplía con el entusiasmo de un médico que se sacrifica, al otro día me pedía excusa como si se tratara de una falta. Había llegado a no saber si debía aceptar la dulzura de tan terrible socorro. Sentía deslizarse en tales perfidias que ya no me era dado discernir en qué medida era culpable o desgraciado.

Y verbenas y anémonas y lírios, llenos de excelsitud y de poesía, rociados con mi llanto fueron contigo, ¡Emula!, al Camposanto... Me prestas la sonrisa encantadora que el pecho desgarrado necesita para aplacar los ayes que vomita del terrible dolor que le devora.