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Las esperanzas se desvanecían, las sospechas se confirmaban las más de las veces, y el número de los que ganaban en aquel agonioso juego de la suerte era bien pequeño, comparado con el de los que perdían. Los cadáveres que aparecieron en la costa de Santa María sacaban de dudas a muchas familias, y otras esperaban aún encontrar entre los prisioneros conducidos a Gibraltar a la persona amada.

caminas para Córdoba: tu frente la veo de berroqueña, como antaño, y por último y feliz horóscopo, tus luengas orejas no han menguado ni un negro de la uña... ¡Oh, qué suerte tan dichosa te espera!; dame paz en el rostro y prométeme tu gracia y favor...

Los acreedores entraron en razón; guardaron secreto acerca del estado de sus negocios: sólo exigieron que Clementina firmase, en unión con su marido, los pagarés renovados. Poco después, la suerte favoreció un poco en la Bolsa a Osorio y pudo aletear como antes, aunque bajo la mirada recelosa de los hombres de dinero, que le pronosticaban unánimemente la quiebra más tarde o más temprano.

Solamente tuvo suerte la señora Andreíña. Porque tiene tres cabras que se acochan con los lobos. Moriré en un camino, al pie de un bardal. ¡Juntas nos atrapó la tormenta, señora Micaela! Iremónos los tres por luengas tierras pidiendo una limosna. A llevaréisme en un carretón. ¡Pudiera yo como trabajar! Pero no tengo voluntad.

Representan en patios, comunes á muchas casas, de suerte que las ventanas, llamadas rejas, porque las tienen de hierro, no pertenecen á los autores, sino á los propietarios de las fincas.

Aquí dentro está tu suerte dijo en voz baja y misteriosa colocándola sobre la mesa. Velázquez se sintió impresionado. La maga le hizo sentarse, quedando ella en pie.

Sonrió melancólicamente é hizo una pausa, para continuar diciendo: Por suerte, no todas las mujeres son iguales.

Elevada la idea de ser á una region puramente posible, en que se prescinde de todo fenómeno individual, claro es que ha de estar libre de la instabilidad á que se hallan sometidos los objetos de nuestra experiencia: de esta suerte puede ser un elemento científico absolutamente necesario, porque expresa una relacion que no está afectada por nada contingente.

Unas eran de esquelética delgadez, otras de lívidas adiposidades; pero todas llevaban el rostro escandalosamente cubierto de bermellón y círculos acarbonados en torno de los ojos moribundos. Un luis, mi príncipe murmuró la más atrevida . Tengo la seguridad de que me dará la suerte. Le temblaba al hablar la dentadura postiza, demasiado grande.

Pensé para mis adentros que querían otro par de mulas. ¿Y qué era? ¡Lo increíble! No ignorando, como no ignoraba ninguno de ellos, cuál es mi vida, mi padrastro, en presencia de mi madre, con su aprobación y moviendo la cabeza hacia donde estaba Inesilla, me dijo: «Anda, Nicolasa, ya que has hecho suerte, ¿por qué no te llevas a la chica?» ¡Qué atrocidad!