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Decoraba tan tétrica pieza una mesa-escritorio, y sobre ella un tintero de cuerno, un viejísimo bade de suela, no cuántas plumas de ganso y una caja de obleas vacía.

Liette sonrió, dulcemente conmovida por esta delicadeza filial. Eres bueno y tierno, hijo mío, al pensar en mi soledad más aún que en la tuya; pero a mi edad no se rompen las costumbres de veinticinco años. Me atan a esta pobre aldea muchas cosas de las que no se llevan en la suela de los zapatos.

Pusiéronle los zapatos, blancos también y apenas ligeramente gastada la suela, señal de haber dado pocos pasos, y después tejieron, con sus admirables cabellos de color castaño obscuro, graciosas trenzas enlazadas con cintas azules.

, señora. También yo les traté mucho. Eran amigos de mi casa, y les tengo muy presentes en mi memoria... Me parece que les estoy viendo con sus levitas negras de corte antiguo... Así, así. Sus corbatines de suela, y aquellos sombreros de copa que parecían la torre de Santa María...».

-Gobernador he visto por ahí -dijo Sancho- que, a mi parecer, no llegan a la suela de mi zapato, y, con todo eso, los llaman señoría, y se sirven con plata.

Vestía con más esmero, y los que estaban habituados á verle en los talleres con boina y zapatos de suela de cáñamo, sin preocuparse del polvo del carbón ni de las chispas del acero, se inquietaban ahora cariñosamente por los trajes nuevos y los sombreros flamantes adquiridos en Bilbao, que paseaba con su antiguo descuido entre las fraguas chisporroteantes y las nubes negras de los cargaderos.

Toma venganza, hermano; vénganos, venga al pueblo judío. Nada temas; la ley está en favor tuyo. Un horrible enano, hediendo a pez y a suela vieja, se acerca a con aire gemebundo, y suspirando fuertemente. ¡Ya lo ves! me dice. ¡Cómo nos tratan a los pobres judíos! ¡Es un viejo! Mira. Poco ha faltado para que lo maten. No cabe duda de que el pobre Iscariote está más muerto que vivo.

No señor, no se parece dijo la mujerona con no menos rudeza, mostrando al hablar unos dientes picudos y amarillos entre las salchichas de sus labios . Bien se ve que estás ciego. La señora es más guapa. Ya quisiera la Nicanora parecerse a la suela de sus zapatos. ¡Muuú! mugió burlescamente el Ingeniero . Ya la has metido; ya has soltado una barbaridaz.

Escuálido, , porque toda la yerba que segaba el buen hidalgo era poca para la vaca, y al rocín lo enviaba á la gramática por las callejas y trochas de los contornos. Vestía el imprescindible frac, el pantalón abotinado con trabillas, la corbata de suela que mantenía su cabeza siempre erguida y el sombrero alto de felpa gris.

Ya crecida la noche, se despidieron Salvador y Fernando en el charolado pasadizo de sus camarotes; pero el médico, apenas soportados unos minutos dentro de la minúscula pieza, se aventuró de nuevo por los intrincados corredores de la cámara y ganó la cubierta, presuroso y anhelante, con paso de fantasma, sin alzar ningún ruido bajo la suela de goma de sus zapatos marineros.