United States or Dominica ? Vote for the TOP Country of the Week !


El primer día, Gabriel volvió varias veces la cabeza con alarma, creyendo que unos pasos sonaban detrás de él. Fuera del templo aún lucía el sol. Brillaban las ruedas de colores del rosetón de la gran portada como un plato de flores luminosas. Abajo, entre las pilastras, la luz parecía aplastarse con la sombra.

Las madres regañaban a los chicos porque sonaban sus pitos y sus panderetas, como temerosas de que a la hora precisa unos y otras se les quedaran mudos. Ofrecí mi brazo a la anciana. No, me contestó ¡voy mejor sola! Dáselo a la señorita.... Angelina no le rehusó, pero comprendí que le aceptaba por compromiso.

Atrás se quedaron los Viveros con sus regocijadas bodas; los valses sonaban lejanos, como vagos estremecimientos del aire, y Ernestina seguía infatigable, hablando cada vez más cerca del oído de su esposo. Ella viviría tranquila, sin molestarle, si no existieran los celos. Porque ella se sentía celosa.

Cuando más embebidos se hallaban en ella, sin hacer caso bendito de los gritos y campanillazos que sonaban detrás de la puerta, ábrese ésta con estrépito y aparece la majestuosa figura de don Rosendo Belinchón, en un estado de trastorno difícil de pintar, los cabellos revueltos, algunos de ellos pegados a la frente por el sudor, las mejillas inflamadas, los ojos vidriosos, el nudo de la corbata en el cogote.

Cerró los ojos y durante un momento no vio más que tinieblas surcadas por siniestros relámpagos. De pronto, pasos que sonaban en las calles del jardín la sacaron de su aturdimiento; miró al exterior y reconoció con terror indescriptible al marqués que, atravesando aquél, se dirigió al taller de Fabrice.

Dentro de la sala crujía el lino al ser desgarrado por los dedos de las hilanderas y sonaban las agujas de la calceta al chocar ligeramente unas con otras. La luz del velón iba muriendo poco á poco por falta de aceite: los tertulios quedaban envueltos en una media sombra hasta que doña Rosa alzaba la cabeza con impaciencia, y decía: «¡Jesús, que no veo!

La carretela no llevaba cascabeles, pero los caballos de la Góndola ... ¿O serían cigarras, grillos... ranas... cualquier cosa de las que cantan en el campo acompañando el silencio de la noche?... No... no; eran cascabeles, ahora estaba seguro... ya sonaban más cerca, con cierto compás... cada vez más cerca.

Y entonces se recoge en su asiento, toda arrugadita, toda temblorosa, y llora como una niña. Cuando se ha hecho de noche, la vieja se ha levantado y ha encendido la capuchina. Sonaban, unas largas, otras breves, las campanadas del Angelus, y ella ha rezado sus habituales oraciones a la Virgen. Después de estos rezos, ella tiene por costumbre hacer la cena; pero esta noche no la ha hecho.

En aquel momento se abría la puerta del patio con estrépito y sonaban dentro carcajadas. El Magistral reconoció la voz de Visita que gritaba: ¡Pues no señor! no son azules.... , señora, azules con listas blancas respondía Paco, batiendo palmas. ¿A que no? ¿a que no?

El Archipiélago de las Canarias, las islas, de los Azores, Madera y Cabo Verde, convertíanse en lugares de parada y descanso para los nautas atrevidos y al mismo tiempo en lugares de observación para los que soñaban con nuevas expediciones. El misterio del Océano los retenía allí, y se casaban con isleñas hijas de europeos, constituyendo nuevas familias de marinos.