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Cinco siglos después, un descendiente del provocativo Arnoldo, glorificará a su raza, erigiendo sobre el rico pedestal de la lengua inglesa, y en un nuevo mundo, el palacio de oro de sus rimas.

Durante los dos primeros siglos después de la reconquista, conservose intacta la supremacia de Teruel sobre las aldeas, pero a medida que estas fueron aumentado su riqueza y su vecindario, quisieron naturalmente intervenir de una manera mas eficaz y directa en la administración de justicia, y de aquí las prolongadas contiendas que empezaron a mediados del siglo XV, y no terminaron hasta el reinado de Cárlos II.

Si perteneciese Lope á esta clase de poetas, satisfaría nuestra curiosidad como raro fenómeno en los anales de la literatura; pero dejaríamos sin pena que sus obras se enmoheciesen en el polvo de dos siglos, amontonado sobre ellas.

Viéndose oprimido por tales vejestorios, el injusto forzador quedó amoscado y estuvo a punto de protestar contra la designación de Emilita y faltar a todas las reglas de la galantería, pero se contuvo. Al tiempo de sentarse se le ocurrió exclamar mirando a entrambos lados y parodiando a Napoleón: Desde lo alto de estas dos sillas, cuarenta siglos me contemplan.

El silencio que llenaba el ámbito del supuesto cráter era un silencio que daba miedo. Creeríase que mil voces y aullidos habían quedado también hechos piedra, y piedra eran desde siglos de siglos. ¿En dónde estamos, buen amigo? dijo Golfín . Esto es una pesadilla.

Las borrascas marítimas, los torbellinos de la atmósfera, los trágicos diálogos de los dos Océanos, las tormentas magnéticas llamadas auroras boreales, toda esa fantasmagoría parecíales la Naturaleza furiosamente turbada é irritada, la lucha de Satanás. Durante tres siglos, los progresos fueron lentos.

El hambre diezmaba á los sitiados que se contemplaban unos á otros silenciosamente, y en sus rostros escuálidos se veia escrita la terrible sentencia: ó entregarse ó morir. Una mujer recorre las murallas. Que me sigan doce guerreros de vosotros, grita, y doce guerreros la siguen. Aquella mujer encuentra víveres en las ciudades de Arsi y de Troyes, y Meroveo no tomó á Paris. Pasan cuatro siglos.

Costumbre muy arraigada era en las mujeres españolas en los siglos XVI y XVII salir á la calle cubiertas con mantos, y de las más afectas á ese uso lo fueron las damas de Andalucía, y particularmente las sevillanas, que en esto de ir tapados los rostros como en otros varios hábitos que tenían, veíanse claros los restos de costumbres mahometanas de lejanos días que no habían podido desechar, dado que aunque ellas no quisieran, algo de sangre moruna por sus venas corría.

Ocurre preguntar ahora, si estos espectáculos de los siglos medios han de mirarse como hijos del teatro romano; si el mimo y pantomimo, cuya existencia en el siglo VI hemos probado antes, continuaba siempre subsistiendo, y si las máscaras del primero, cuya no interrumpida duración ha demostrado Riccoboni con tales visos de verosimilitud, fueron también conocidas por este tiempo en los paises en que dominaron los romanos.

Pero no me hables de ésa; me ha causado mucho daño; ha roto mi vida: no cómo no he muerto. ¿Has pensado bien en lo que es ser la familia de los Luna durante siglos el espejo de la catedral, el respeto hasta de los mismos arzobispos, y de repente verse uno entre los últimos, expuesto a las risas de todos, pudiendo mirarle con compasión hasta el último monaguillo? ¡Lo que yo he sufrido! ¡Las veces que he llorado de rabia, a solas en esta habitación, después de oír lo que se murmuraba a mis espaldas!