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Le gustaban las corridas de toros, y se hizo torero a los veinticuatro años, como podía haber adoptado otro oficio. El, además, sabía mucho, y hablaba con desprecio de los absurdos de la actual sociedad. No en balde se pasan varios años escuchando leer papeles. Por mal que le fuese en el toreo, siempre ganaría más y llevaría mejor vida que siendo un obrero hábil.

Balbuceaba, al mismo tiempo que su rostro, siempre de una palidez verdosa, se enrojecía ligeramente.

Su madre, la señora Grevillois, es una persona dulce, siempre cansada y sin aliento. Es muy piadosa, pero no del mismo modo que su hija, a la que sólo el respeto impide juzgar a su madre como a .

La voz de doña Cristina volvió de nuevo al oído de su hija: Es verdad Padre: yo tengo la culpa. ¡Pero es una esclavitud tan dura!... Yo no he nacido para eso. Ya sabe usted que mi vocación me llamaba á otra parte. Pero la juventud se engaña siempre y ¡era yo entonces tan niña!...

Al verte ahora, siento la misma curiosidad que ante uno de esos vestidos viejos que en otro tiempo fueron nuestra alegría. Veo fríamente los defectos, las ridiculeces de la moda pasada. Nuestra pasión murió porque debía morir. Tal vez fue un bien que huyeses. Para romper después, cuando yo me hubiese amoldado para siempre a tu cariño, mejor fue que lo hicieses en plena luna de miel.

Se necesita ser ciego para no ver el poderío de estos monarcas mundiales, cuyos abuelos fueron leñadores, barqueros o míseros prestamistas. Antes, los conductores de pueblos hacían la guerra a su capricho o por desavenencias de familia, siempre que les daba la gana.

Su actividad fue solicitada alternativamente por la política, la diplomacia y la vida universitaria; pero siempre se mantuvo fiel cultor de las buenas letras, con aticismo exquisito. Nadie pudo ser más representativo para ocupar el primer decanato de nuestra Facultad de Filosofía y Letras, a cuya existencia quedó para siempre vinculado su nombre.

En definitiva, el chico de Esteven cargaba con los gastos de representación de Quilito, comodidad muy grande e inapreciable para el que no tiene en su presupuesto partida tan importante y necesaria. Quilito pasaba por el rodrigón de su primo Jacinto, y a él acudía siempre aunque, por delicadeza, no dejaba de hacerlo también con X *, Y * Z * y los demás de su círculo. Vaya por Jacintito, pues.

Se le consideraba como un joven de vida ejemplar y de una fe ardiente; y un interés popular se había concentrado siempre en él, después que en una reunión piadosa había caído en un estado misterioso de rigidez y de insensibilidad, estado en que había permanecido una hora o más, y que había creído fuera la muerte.

Por este medio fue presentada en la corte que iba siempre vagando de un lugar a otro y habitaba bajo hermosas tiendas en campamento vastísimo capaz de contener y que contenía más de veinte mil personas, desde el Abuna o Patriarca, la clerecía, las princesas de la sangre y los altos dignatarios, hasta los soldados y sirvientes.