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En el estado actual de la cultura hay generalísimos que son simples rancheros, y, por el contrario, hay miserables rancheros dotados de la chispa genial, hombres frustrados y menospreciados, que hubieran sido generalísimos por propio derecho, de existir la apropiada organización cultural cuartelariaSe me figura que, al escribir las líneas anteriores, Escobar pensaba en Belarmino y Apolonio.

Cuando despertó don Paco de su prolongado sueño, el sol se inclinaba hacia Occidente; el día estaba expirando. Las vacilaciones que habían atormentado a don Paco volvieron a atormentarle con mayor fuerza mientras más tiempo pasaba. Su fuga del lugar le parecía, y no sin razón, que debía de haber sido notada por todos y mirada con extrañeza.

Tan lujosa la sala en que dominaba un gran retrato de mi madre querida, que tenía, si la expresión se me permite, esa lástima egoísta que siente uno por los demás niños cuando es niño también. ¿Qué hombre, qué mujer, por variada y llena de contrastes que haya sido su vida, no tiene allá, en el fondo del recuerdo, la fotografía vaga pero indeleble de las primeras impresiones del mundo?

Yo creo a veces que tengo mil años... ¡Y enferma! ¡Arrastrando para siempre las consecuencias de haber sido madre!... Deteníase al decir esto con prudente rubor, no osando confesar las internas tribulaciones que agitaban su organismo. Sus ojos iban hacia Karl con la expresión amorosa y triste de una artista que contempla su obra, fruto de penalidades, jirón doloroso de su propia existencia.

Si en los primeros días de la revolución sucedía esto, ¿cuál no debiera ser el acrecentamiento de luces, riqueza y población que hoy día debería notarse, si un espantoso retroceso a la barbarie no hubiese impelido a aquel pobre pueblo continuar su desenvolvimiento? ¿Cuál es la ciudad chilena, por insignificante que sea, que no pueda enumerar los progresos que ha hecho en diez años, en ilustración, aumento de riqueza y ornato, sin excluir aún de este número las que han sido destruídas por los terremotos?

Aquí tienes a la señora de quien te he hablado, que tanto se parece a mamá. Aurelia la miró sin saber qué decir, sonriente y cada vez más ruborizada. ¿No se parece muchísimo? . Yo no lo encuentro ... respondió la joven después de vacilar. ¿Lo ve usted? exclamó la dama volviéndose a Raimundo con la sonrisa en los labios . No ha sido más que una fantasía, una alucinación.

Podría parecer superfluo sostener una polémica contra el sistema crítico, que parece haber sucumbido para siempre con el pasado siglo; pero téngase en cuenta, que, si por una parte han ofendido gravemente á los dramáticos españoles los falsos juicios que inspiraron, hasta el punto de ser indispensable responder á tales provocaciones; por otra sabemos muy bien, recordando muchas obras recientes, que los antiguos errores aún no han sido extirpados por completo, y que, cambiando de forma, aspiran á dominar de nuevo.

De esta facilidad con que puede leerse un artículo en blanco se deduce un principio que desgraciadamente ha sido fin para El Siglo; a saber, que se pueden comparar con las cosas escritas en tinta simpática y con esas pantallas elegantes que toman más o menos color según se acercan más o menos a la lumbre; leídos en un gabinete ministerial, naturalmente resguardado de toda intemperie, y en que suele estar alto el termómetro, toman un colorcito subido que ofende la vista; y leídos al aire libre, se revisten de una tinta suave que da gozo a la multitud.

Era el Francés hombre muy prudente, y de grande experiencia, y quiso aunque agraviado de Rocafort, tentar el camino mas suave para moderalle; porque como el principal motivo de su venida habia sido para tener de su parte nuestro exercito, no reparaba en su particular autoridad, sino en lo que habia de ser de importancia para eL Príncipe, cuyo ministro era.

¿Cómo será que no hemos visto al capitán? ¿Se habrá acabado su licencia? No, señor Darling respondió el notario con acento distraído, pero no estaba invitado que yo sepa... ¡Cómo! protestó vivamente Eva; fue una invitación colectiva y yo fui testigo. Entonces no ha sido reiterada. ¿Está usted seguro, señor Hardoin? Segurísimo, señorita. La cara de la joven se iluminó con una llama.