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Entonces apresurose a subir para dar parte de lo que pasaba, a riesgo de perder su empleo. Amalia mandó a Concha con la llave para ver lo que ocurría. Entre ella y Paula subieron a la criatura privada de sentido, fría y rígida, con los caracteres de la muerte impresos en el rostro.

Como madre económica, enemiga del despilfarro, la Naturaleza quita a cada una de sus criaturas los órganos que le son inútiles. Estos habitantes de las regiones tenebrosas, no teniendo necesidad del sentido de la vista, han perdido hasta las trazas de los órganos visuales.

Nunca me ha fatigado la flânerie en las calles de Londres; no hay libro más elocuente e instructivo sobre la organización política y social del pueblo inglés. No intento hacer una descripción de lo que en ellas he visto, sentido, porque las páginas se suceden a medida que los recuerdos se agolpan, y tengo ya prisa por dejar la Europa y hundirme en las regiones lejanas de los trópicos.

Como el alma no nos es dada en intuicion á la manera de las cosas sensibles, y solo la conocemos por la presencia de sentido íntimo, y por los fenómenos que experimentamos en el fondo de nuestra conciencia, debemos examinar estos dos manantiales para ver si encontramos en ellos la simplicidad.

El accidental, ó per accidens, es el que no es percibido directamente por ningun sentido, que está oculto bajo las calidades sensibles, y se nos descubre por medio de estas: como las substancias. Lo sensible per accidens, está enlazado con las calidades sensibles; pero estas no lo ofrecen al entendimiento como una imágen el original, sino como un signo la cosa significada.

Junto a este bronce se sentaba habitualmente el maestro, y por ello le llamaban con el nombre del mago a quien sirve y favorece en el drama el fantástico personaje que había interpretado el escultor. Quizá en su enseñanza y su carácter había, para el nombre, una razón y un sentido más profundos.

Se puede gemir, lamentar maldecir, revolverse contra el buen sentido; pero combatir contra la verdad, ¿para qué? Sorege tiene razón, miss Maud, dijo fríamente Tragomer. Lo comprendo tan bien que mis convicciones son enteramente platónicas. Si hubiera algo que hacer, ya lo hubiera intentado, esté usted segura. Precisamente porque todo lo creo inútil he tomado el partido de viajar para distraerme.

Pero lo que ésta no sabía, ni sospechar pudo el mismo estudiante, fué que, habiéndose éste sentido con sed y decidido á echar medio en sangría en la taberna del lugar, que halló al paso, huyendo de la máxima de su padre de que «el agua cría ranas», lo primero con que tropezó, antes que con el tabernero, fué el mayorazgo, el cual, al guiparle, le enjaretó un «amice, ¿quo modo valesque quitó al estudiante hasta la sed.

Y cuando alguna vez oigamos esos tiros tan alegres que suenan en el café y dentro de las casas, podremos decir: «Gracias a nuestra ama hemos sentido también dentro del cuerpo esa descargaBendita sea la mano que sabe dar cosas tan buenas y que no arrepara a quién las da.

Torrebianca fué aproximando las manos y dijo lentamente: ¡Fuego!... Una... Los dos bajaron á un tiempo sus pistolas. Pirovani, que sólo tenía en aquel momento la preocupación de no hacer fuego después de la tercera palmada, se apresuró á tirar. Su enemigo guiñó ligeramente un ojo y contrajo levemente la mejilla del mismo lado, como si hubiese sentido el roce del proyectil.