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Sus lienzos desiguales y abandonados, sus viejos torreones, su balconaje oscuro y pobre, su mezquina estatura que no llega ni con mucho á la talla de los palacios, todo su conjunto en una palabra no ofrece nada que admirar, razon por la que seguimos adelante, y á la verdad que es un apuro no pequeño para , que no donde llevar al lector: ¡tan diferente es Turin de Venecia !

Una vez posesionados del camino, seguimos adelante; pero los caballos franceses corrían a todo escape, y la infantería se puso en salvo por las veredas, dispersándose a un lado y otro de la carretera. Sobre las diez nos detuvimos, y, puestas en orden las columnas, avanzamos despacio, porque recelábamos de ser atacados por una división entera.

Con esto, los nueve mil hombres de Vedel se sometieron de antemano al pacto que ajustaba su General en Jefe. Seguimos, sin embargo, sobre las armas, y las entradas de la villa continuaron custodiadas por numerosas fuerzas, que se relevaban para proporcionarnos algún descanso.

El plato llamado at-tafayá, que por lo visto era un bocado esquisito para los árabes-andaluces, no parece segun la descripcion del historiador á quien seguimos muy digno de figurar hoy en el catálogo del Cordon-bleu. Reducíase á un mixto de albóndigas y pasta frito en aceite de semilla de cilantro. Cuando esto se cita como una memorable innovacion, ¡qué tal sería la cocina de los sultanes!

Andando así a lo largo de un pasillo, llegamos a desembocar en otro que se cruzaba con él, y le seguimos hacia la derecha. Por este lado terminaba en un salón que me pareció más negro que los pasillos, porque en sus ámbitos desmesurados parecía la luz del farol la de una pajuela.

Neluco y yo, que le habíamos oído embelesados, le aplaudimos de muy buena gana, sobre todo Neluco, que era un cantabrazo como una loma; y como la sesión había sido larga y entró la mujer de antes a prevenirnos que estaba la cena dispuesta y a preguntar a su amo si la servía porque habían dado ya las ocho en el reló de «allá atrás», decidimos al punto afirmativamente Neluco y yo, por cortés delegación de aquél; apoderóse de la luz la sirvienta; salió del despacho delante de nosotros, y la seguimos los tres al comedor, que era otro salón bastante destartalado y muy frío, situado al Norte de la casa.

Dia 9. A las cinco de la mañana seguimos á nuestro destino, donde llegamos á las once, habiendo caminado 7 leguas por el rumbo del ESE. En este terreno se hallan mejores pastos y fèrtiles; se compone de lomitas suaves, buenas para siembra: hallamos varias lagunitas accidentales; se halla acampado en este puesto el Comandante de la expedicion, y Sargento Mayor D. Manuel de Pinazo.

A las cinco y media seguimos la marcha, costeando las sierras como siempre. A las once se hizo alto en un arroyo de poca agua, el que baja de las sierras. Caminamos 8 leguas por el rumbo del O: observamos en la latitud S de 37 grados 39 minutos.

Necesitaba, pues, emprender la marcha inmediatamente para recorrer lo más pronto posible tan largo proyecto. Esperé dos días más para reponerme, y al fin, acompañado de un marinero que llevaba el mismo camino, me puse en marcha hacia Sanlúcar. En la mañana del 27 recuerdo que atravesamos el río, y luego seguimos nuestro viaje a pie sin abandonar la costa.

Eran las dos y media de la madrugada; en un hotel que allí existe tomamos café con leche, y seguimos nuestro camino, que desde allí es de descenso, y de descenso constante, no interrumpido un momento hasta llegar al mismo Ginebra.