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Un inmenso concurso se lo cree también. ¡Ya se ve! ni unos ni otros han conocido a aquellos señores. Repara, y ríete a tu salvo. ¿Ves aquellos grandes palos pintados, aquellos lienzos corredizos? Dicen que aquello es el campo, y casas, y habitaciones, ¡y qué más yo! ¿Ves aquel que sale ahora? Aquél dice que es el grande sacerdote de los griegos, y aquel otro Edipo; ¿los conoces ?

Dobló, pues, hacia la casa, pero no sin cierto temor de errar el buen camino, puesto que no sabía exactamente si la luz se veía al frente o en el costado de la choza. Sin embargo, ayudándose con el mango de su látigo para explorar el terreno, llegó al fin sano y salvo a la puerta de la casa.

Fray Fernando Jesús de Arce era testarudo, y dijo en el primer momento que no acataba el mandato mientras no viniese del mismo Papa; pero su amigo, el comisario general, consiguió apaciguarlo, diciéndole: Padre reverendo, más vale maña que fuerza. Pues la cuestión ante todo es de amor propio, éste quedará a salvo acatando y no cumpliendo.

Mas como aquí no había paseo suplementario desde donde espiarse, ni era fácil por la noche estar de espera en los balcones, aquellas ingeniosísimas damas, tan dignas como ingeniosas, hallaron un medio de dejar siempre a salvo su honra. Poco después de sonar las diez, hora en que daba comienzo el baile, enviaban hacia allá de descubierta, como caballería ligera, a sus papas o hermanos.

E muchos huyeron á las tierras de los señores é á Portugal é á tierra de moros... Agora no quiero mas escrebir las maldades de esta herética pravedad, salvo digo que, pues el fuego está encendido que quemará fasta que halle cabo á lo seco de la leña que será menester arder hasta que sean desgastados é muertos los que judayzaron, que no quede ninguno, é aun sus fijos los que eran de veinte años arriba é si fueran todos de la misma lepra aunque tovieran menosCon tan ardiente i tan bruto celo escribia en loor de la Inquisicion el clérigo Andrés Bernaldez.

Porque eso , doña Marcela tiene poquísimo dinero, pero lo que es en punto a conducta, ni las lenguas más maldicientes, y no son pocas las de este lugar, se atreven a decir nada contra ella ni a empañar con ponzoñoso aliento el terso y limpio espejo de su famaEste era el contenido de la epístola, salvo los saludos y cumplimientos de costumbre que en obsequio de la brevedad se omiten.

Salvo algunas escaramuzas sin importancia en que tomó parte durante la primera guerra, civil, la historia militar de nuestro país no le dijo nunca «esta boca es mía». Pero pasará a la posteridad por los célebres dichos de la espada de Demóstenes, la tela de Pentecostés y el alma de Garibaldi, por aquello de ir a la Habana haciendo escala en Filipinas, con otras cosillas que, coleccionadas por sus subalternos, forman un delicioso centón de disparates.

Perseguido había Cervantes a Florela sin poder cogerla, por la rapidez de su fuga y la delantera que le llevaba, y habíase vuelto cuando Florela se había puesto a salvo por el postigo, entrándose por el cual, había certificado a Cervantes de que no se había engañado cuando había supuesto que aquella mujer disfrazada era una criada de doña Guiomar, que la había enviado para que le buscase; lo cual había sido para nuestro mozo un gran contentamiento y una ardorosísima esperanza de su amor; que cuando ella a tales cosas se arrojaba por él, no podía ser menos sino que le adoraba; y cuando ya al lado de Margarita, que tomaba la escudilla de caldo con vino generoso que la tía Zarandaja la había llevado, vio que doña Guiomar se metía por el bodegón como fuera de , y en él reparaba, y se detenía sobresaltada, tuvo por cierta su ventura, y levantose y hacia doña Guiomar se fue todo cortesanía y rendimiento.

Tiraba el dinero por las ventanas como un verdadero gran señor, y el millón del buen Neris se deshizo pronto entre sus manos. La muerte del comerciante le volvió a poner a flote por algún tiempo, pero iba seguramente a ahogarse, cuando un accidente de caza le envió al otro mundo y salvó el patrimonio de sus hijos.

Debe ser por Marzo pensó Fortunata ; pero para ti estaba... Ya me pondré yo en salvo. Mátate , si quieres, que yo tengo que vivir para criarlo, ¡y voy a ser tan feliz con él...! Va a ser el consuelo de mi vida. Para eso lo tengo, y para eso me lo ha dado Dios... ¿Ves cómo me salí con mi idea?... Mi hijo es una nueva vida para .