United States or South Africa ? Vote for the TOP Country of the Week !


, , no me extraña, papá Juan Claudio respondía Gaspar . Sentémonos; así se puede hablar más cómodamente. ¡Ah, vaya! ¿y por qué están todos ustedes aquí? Pero ¿cómo? ¿No sabes nada? ¡Toda la comarca se ha levantado, desde el Houpe hasta San Salvador, para la defensa! , el anabaptista del Painbach me ha dicho algo cuando pasé; ¿y es cierto? ¡Completamente cierto!

Plegó Carmen el libro y quedóse muda, mirando a Salvador.

Era don Salvador un hombre alto, delgado, con toda la barba canosa y representando unos cincuenta años, lo que servía de base para calcularle diez o quince más. Tenía los ojos grandes y claros; su traje era el que usa generalmente el arriero de los Andes, un fuerte poncho, botas, un pañuelo al cuello y otro cubriendo la cabeza y parte del rostro, y sobre él un sombrero de paja.

Temo que tu presencia me estorbe para encontrar el sitio más a propósito para la batalla.... Vete, ya estoy turbado, ya se me han ido las ideas, ya no lo que pasa en . tienes la culpa, , que hace tiempo te has propuesto trastornar todas mis ideas. ¿Sabes dijo Salvador que estás muy mal alojado? Me encuentro bien aquí. Cuando mejore de mi herida.... ¿Estás herido?

El viajero de la armadura de oro. D. Salvador. Su historia. Su famosa aventura. ¡Pobre D. Juan! Una costumbre quichua. Mi permanencia en Colombia había concluido, debiendo pasar, por disposición de mi gobierno, a ocupar una de las legaciones argentinas en Europa.

Pero Salvador ya se alejaba, sin aguardar contestación, y Carmen se volvió al lado del moribundo, pensando en su amigo con agitación extraña, con vago arrepentimiento, mientras que doña Rebeca y su hija se oscurecían hacia un rincón, en amarga disputa.... Ya la muerte había llegado a la alcoba de Julio y se había aposentado encima de la cama.

Salvador hizo otro signo de asentimiento. Bueno; pues no me negarás que es una mujer con «todas las agravantes», una «super-hembra» con una «arboladura», y un «calado»...; vamos, te digo ¡que la mar y los peces de colores!...

11 que os es nacido hoy Salvador, que es Cristo, el Señor, en la ciudad de David. 13 Y repentinamente hubo con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 Gloria en las alturas a Dios, Y en la tierra paz, y en el hombre buena voluntad.

Así lo quiere la divina voluntad, de la que es reflejo este querer mío, que os parece brutalidad caprichosa, porque no entendéis, no, de las grandes empresas del espíritu, pobres ciegos, pobres locos... Don Salvador, por la Virgen, no se enfade usted. Yo no soy mala... Máximo es bueno... Usted lo sabe... los tíos lo saben... ¡Que no debí venir aquí sola...! Bueno... Volveré a casa.

Salvador preguntaba a todo el mundo, y como el pobre enfermo era bastante conocido en Pamplona, no tardó en tener noticias del rumbo que había tomado. En compañía del Padre Zorraquín, que se le unió desde que tuvo noticia del suceso, recorrió inmediatamente todo el arrabal de la Rochapea.