United States or Madagascar ? Vote for the TOP Country of the Week !


Yo fui quien le encontré un viernes por la mañana, de rodillas, delante de la reja de la capilla del Cristo, inclinada la cabeza sobre las barras. Le llamé y no respondió.

Su devoción había vuelto, no a renacer, pues no muriera nunca, pero a reavivarse y encenderse. A medida que se acercaba la hora crítica para Nucha, el capellán permanecía más tiempo de rodillas dando gracias al terminar la misa; prolongaba más las letanías y el rosario; ponía más alma y fervor en el cuotidiano rezo.

Encontramos una gran hoguera llameante resguardada por un peñasco y la marmita que humeaba. Nos sentamos en corro, con los pies juntos a la lumbre, y bien pronto tuvo cada cual sobre sus rodillas, dentro de una cazuela de barro colorado, dos rebanadas de pan moreno con mucho caldo.

Hacía signos afirmativos con la cabeza, y cruzadas las manos sobre una de sus rodillas, imprimía a su cuerpo movimientos de balancín o remadera.

Martín se golpea las rodillas con los puños y dice que acaba de asistir a una escena cómica capaz de hacer morir de risa. Después se levanta bruscamente, y se va a disfrutar de su dicha en la soledad. Por la tarde, los dos hermanos se dirigen juntos al molino. Gertrudis los sigue con los ojos, desde la ventana; Juan se vuelve, ella sonríe y oculta su cabeza detrás de la cortina.

Pero se burlaba de los castigos lo mismo que de las hermanas. Muchas veces le imponían por penitencia entrar en todas las clases, hincarse de rodillas en medio de ellas y hacer algunas cruces en el suelo con la lengua. No le importaba. Al contrario, lo que hacía era excitar la risa de las otras niñas con sus muecas. Quise saber algo de la madre Florentina.

Caí gravemente enfermo de la fiebre amarilla, que entonces asolaba a Andalucía, y cuando me puse bueno me llevó como en procesión a oír misa a la Catedral vieja, por cuyo pavimento me hizo andar de rodillas más de una hora, y en el mismo retablo en que la oímos puso, en calidad de ex-voto, un niño de cera que yo creí mi perfecto retrato.

Todos acudieron a ella. La niña, que continuaba sentada sobre las rodillas de Ricardo, se había ido poniendo pálida sin que nadie se hiciese cargo. Cuando don Mariano se fijó en ella, casualmente, estaba blanca como el papel. ¿Qué te pasa, hija mía? ¿Qué tienes, Martita? Me siento un poco mal. Dadme un vaso de agua. María corrió por ella.

Entonces los paisanos, todos juntos, recurrieron á algunos neófitos, rogándoles con lágrimas en los ojos que si eran verdaderas las cosas que les predicaban de Cristo y de su Santísima Madre, los llamasen ahora en su ayuda en lance tan peligroso; y puestos todos de rodillas pidieron á Dios favor y misericordia, prometiendo los infieles recibir el bautismo y su santa ley. ¡Oh, caso milagroso!

Hizo un esfuerzo desgarrador, sin conseguir tampoco que sus brazos se moviesen. ¡Muertos para siempre!... La misma parálisis había empezado á extenderse por sus piernas al quedar inmóviles, sin el cálido aceleramiento de la marcha. De pronto se doblaron y cayó de rodillas.