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Y, al fin, nos acogimos a la Iglesia Mayor, donde nos amparamos del rigor de la justicia y dormimos lo necesario para espumar el vino que hervía en los cascos. Y vueltos ya en nuestro acuerdo, me espantaba yo de ver que hubiese perdido la justicia dos corchetes y huido el alguacil de un racimo de uvas, que entonces lo éramos nosotros.

Mesía había convencido a la Regenta de que don Víctor, en rigor, venía a ser una cosa así... como un padre. Siempre había pensado ella algo por el estilo. Sin embargo, se le debía el honor; y a pesar de tanta intimidad, de aquel amor confesado implícitamente, Ana podía decir que don Álvaro no había puesto sus labios en aquella piel con cuyo contacto soñaba de fijo.

No podian adelantar mucho el viage, porque el viento y la mar del norte abatian mucho el navio. Este dia, con ser ya por aquí el rigor del verano, hizo mucho frio, y en todos los demas experimentaron tanto como en Castilla se experimenta en el invierno.

Recordando el rigor, con que la Inquisición llevaba á cumplido efecto sus sentencias, es de suponer que los dramas de Naharro, desde que aparecieron en el índice de los libros prohibidos, desaparecieron al pronto de las tablas, y después poco á poco de la memoria de los lectores.

En tal caso, ¿qué persona sería esta? En todo rigor de lógica no puede ser doña Casta, porque la señora de Samaniego no gusta de tales papeles. En todo rigor de lógica tiene que ser Torquemada. Pero Torquemada, anteayer, entró en el gabinete de mi tía, y yo, desde el pasillo, le preguntarle claramente si había sabido de la señorita... Luego, Torquemada no es.

Bueno, pues no me he explicado bien: es favorable y no es favorable, porque en rigor... él es inocente, en este caso concreto a lo menos; y además, aunque no lo fuera... el que rompe paga... y él quería pagar... sólo que no había roto... ¿Me explico? No, señor; pero no importa. No se moleste usted. Al cura empezaba a parecerle un majadero el marido de la doña Emma Valcárcel.

Este medicamento emoliente de la espera equivale, para la mayor parte de los caracteres, a infalible específico. No hay que vituperar su empleo, en atención a lo que consuela: en rigor, la vida es serie de aplazamientos, y sólo hay un desenlace definitivo, el último. Así que Julián concibió la luminosa idea de aguardar un poco, sintióse tranquilo; aun más: contento.

«Hoy hemos celebrado una gran solemnidad: Magdalena debía bajar al jardín, según su padre se lo había prometido. »Hacía un tiempo delicioso. Nunca he visto un cielo más espléndido ni más alegre; la Naturaleza parecía haberse adornado con sus más hermosas galas y el rigor de la temperatura era templado por el soplo de la brisa.

Y una vez que esta doctrina adquiere la fuerza de la experimentacion, naturalmente se pregunta uno: ¿por qué han creido los gobiernos que el rigor, la penalidad terrible es el remedio seguro para corregir el crimen? ¡Lamentable error, fruto de la barbarie de las sociedades!

Aunque la comida era de inferior calidad, no estaba tasada ni había gran rigor en las horas: si un chico tenía hambre, bajaba a la cocina, pedía pan y queso, y sin inconveniente alguno, se lo daban, y si la cocinera, de natural francota y bonachona, estaba de humor, hasta le freía un huevo o una magra.