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Por sórdido y avaro que el individuo fuera, no podía resistir tan imperiosa influencia.

Pero en una mujer de tan viva imaginación, ¿será el amor duradero? ¿Podrá resistir a la prosa continuada del matrimonio? ¿No habrá miedo de que algún día esta vehemencia, este fuego, que es la esencia de su carácter la despeñen, tristemente para ella y para , sobre todo para Como éste era el fondo de mis cavilaciones aquellos días, no es extraño que le sacase la conversación a Villa.

Quedaron muertos de este alboroto, ó motin catoce Capitanes de los mas conocidos enemigos de Rocafort, y otra mucha gente de los aficionado, y criados de estos capitanes, que quisieron al principio resistir.

Socórrame Vd. ¡Sea Vd. mi amparo! 30 de Mayo. Dios me ha dado fuerzas ara resistir y he resistido. Hace días que no pongo los pies en casa de Pepita; que no la veo. Estoy pálido y ojeroso; y mi padre, lleno de afectuoso cuidado, me pregunta qué padezco y me muestra el interés más vivo. El reino de los cielos cede a la violencia, y yo quiero conquistarle.

He resistido los amores de unos por muy altos y de otros por muy bajos; resistiré este también. ¿Cree vuestra majestad que á los veinticuatro años y criada en la corte, no habré tenido ocasión de resistir tentaciones? , ; ya que eres una mujer fuerte... una maravilla, y esto es una de las razones del amor que te tengo, Clara.

25 Diciembre 1899. No podemos resistir al deseo de escribir dos palabras acerca del Mensaje anual leido en ambas Cámaras del Congreso el dia 5 Diciembre último, en la parte que á Filipinas concierne. Estamos convencidos de que todo esfuerzo que tienda

Es, pues, muy dura la vida de los marineros a bordo del insaciable vapor, que cada dos horas se arrima a la orilla, se amarra fuertemente para poder resistir a la corriente que lo arrastra y empieza a absorber leña con una voracidad increíble.

Por último, no pudiendo resistir más, se levantó de su asiento e hizo seña de que quería hablar. Catalina gozaba de una gran consideración. Al pronto fueron sólo algunos, pero luego fueron en gran número los que se acercaron para saber lo que quería decir. ¡Amigos míos! dijo , perdemos mucho tiempo. ¿Qué es lo que necesitamos?

Perdóneme esta indiscreción; pero he visto desde el camino a la señorita Diana que desaparecía tras de los pinos, y no he podido resistir el deseo de verla a usted una vez más, de encontrarme a solas un instante con usted, para darle un adiós menos trivial... ¿El primero lo era entonces? En la forma, si no en el fondo... ¡Siento tanto marcharme! ¿Tanto? Mucho más de lo que pudiera expresar.

Hija mía, ¿estás nerviosa? ¿Te has puesto mala? ¿Te causa miedo esa canción? Inés le contestó que no tenía pizca de miedo. En tanto, D.ª María, no pudiendo resistir más, salió del cuarto con sus hijas. Desconcertóse al punto aquella ilustre reunión, y luego no quedó en la sala más que la familia de Inés con D. Diego.