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Y en aquel momento, al revolver aquella carta, después de tantos años, aquel turbio oleaje de penas abrumadoras, punzantes desdenes, ofensas terribles, negras ingratitudes, lágrimas solitarias y despreciados sacrificios, veía la infeliz levantarse en su corazón el amor a su marido, vivo siempre, fuerte, avasallador, resistiendo al olvido, al desdén, al insulto, al tiempo mismo y a la ausencia misma, viviendo sin esperanzas que le mantuvieran y le dieran savia, y por eso, inmortal como el alma.

Eran las dos; apenas alcanzara Rattlesnake-Hill, y ya en aquel intervalo Jovita había hecho gala de todos sus vicios, y sacado a relucir todas sus habilidades. Tres veces tropezó. Dos veces alzó el romo hocico en línea recta con las riendas, y resistiendo el freno y la espuela, echó a correr locamente a través de campos y sembrados.

Los dos heroicos jóvenes seguían resistiendo, para dar tiempo a su tío y al piloto de llegar a la costa. Peleaban como soldados veteranos, cargando y descargando sus fusiles sin cesar un punto. Cuando se vieron dentro del alcance del bomerang fueron retrocediendo paso a paso hasta ponerse a unos seiscientos de la costa, donde se apostaron tras de unas peñas.

Al día siguiente, resistiendo al empeño de Maxi que quería llevarlas a San Isidro, fueron, como estaba concertado, a la calle de Mira el Río. Temía Fortunata aquella visita por diferentes motivos, no siendo el menor la pena que le causaría, ver los restos de Mauricia. Temerosa y sobresaltada, quedose en la salita, donde estaba doña Fuensanta con un pañuelo negro por los hombros.

Pereció también aquel; y todos los que consintieron con él, fueron derramados. 38 Y ahora os digo: Dejaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 39 mas si es de Dios, no la podréis deshacer; no seáis tal vez hallados resistiendo a Dios.

No sabes lo que te pescas exclamó a gritos Lady Clara, resistiendo al impulso de sacudir la figurita que tenía ante y de precipitar la verdad por medios de orden puramente material. La rubia cabecita desapareció repentinamente en los pliegues del vestido de la señora de Galba, como esforzándose en extinguir el abrasado color de sus mejillas.

En fin, los dos hacían bien, los dos estaban en el deber y la verdad: ella dejándose arrastrar; él, resistiendo; ella, sin pensar en un momento en la obscuridad de Juan ni en su pobreza; él, retrocediendo ante aquella montaña de millones como lo habría hecho ante un crimen; ella, pensando que no tenía derecho para discutir con el amor; él pensando que no tenía derecho para discutir con el honor.

Le animaba la antigua fiebre oratoria y hablaba como en los mítines, cuando no podía contener su palabra entre los aplausos, las protestas y el oleaje de la muchedumbre resistiendo a la Policía. El asombro del sacerdote sirvió para excitarle más. Felipe II continuó era un extranjero, alemán hasta los huesos.

Dedicóse entonces con ardor a la pintura, y pasaba largas horas pintando en su caballete, teniendo a Lilí sentada a su lado, cual si fuese el ángel de su guarda. Así los sorprendieron aquel día los que para trazar el plan del baile de trajes entraban con Currita, y los niños, resistiendo a la curiosidad, permanecieron en su rincón callados e inmóviles.

Mientras el frente español aumentaba sus tiros, resistiendo a las innumerables guerrillas francesas que al abrigo de sus posiciones medio atrincheradas hacían fuego mortífero, la artillería continuaba a retaguardia, y la caballería, asimismo fuera de acción, recibió orden de ocupar un cerro a mano derecha.