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Por lo tanto, si es para obtener un: usted / reserva / avión / de el / november 17-2000 ... Gracias, puedo pasar sin ello. Tal vez más adelante ." Otras personas son más optimistas. Así pues queda mucho por hacer en el campo de la traducción automática y escrita de todas las lenguas."

Y no podía quejarse; todo sucedía conforme al derecho más estricto, pues la herencia fue exactamente distribuida hasta el último centavo entre él y sus seis hermanos y hermanas sin hablar de la reserva que habían estipulado para ellos los padres.

¡Ah! dijo hablando con él, esta es la primera vez que almorzamos bien, Mustafá. Pues así puedes almorzar, la dije, todos los días. Pintose una expresión de reserva en el semblante de Amparo.

Todo cuanto veía y escuchaba hacía un cuarto de hora, le parecía fantástico. Pero Roussel no se desvaneció como una aparición; permaneció en su sitio y con mucha sangre fría dijo: Mi querida prima; creo que debes haber agotado las malas palabras; no busques más en tu fondo de reserva, porque sería inútil.

Son muy notables entre ellas las de mosqueteros, arcabuceros y carabineros, que se ejercitan en el tiro, instituciones esencialmente nacionales y muy interesantes por su carácter político-social en Suiza, donde cada ciudadano es un soldado en reserva y las montañas hacen vivir al cazador. Asi, aunque por su poblacion es la segunda ciudad vaudense, es la primera por su industria y comercio.

No lo creo, y los términos mismos del corto diálogo, que ha modificado súbitamente la naturaleza de nuestras relaciones, parece hablaran en favor de mi reserva.

Era este viaje el quinto que emprendía a las riberas del Plata, y mostraba una pericia de navegadora trasatlántica en su amabilidad con el personal del buque que mejor podía servirla, en la reserva discreta con que se mantenía aparte de los pasajeros de una clase social superior especialmente de las señoras, modo seguro de evitarse desprecios y malas palabras , y en su acierto al escoger su lugar en la cubierta, colocando el mismo sillón de junco, las almohadas y las mantas que le habían acompañado en anteriores viajes. «Yo voy a Buenos Aires casi todos los años había dicho al curioso Maltrana para cortar sus preguntas insidiosas . Es mi negocio; viajo por una gran casa de sombrerosMaltrana, malicioso e incrédulo, pensaba que la hermosa viajera comercial no debía llevar con ella otras muestras que los propios sombreros, un poco fatigados.

Desde tiempo ya procuraba no hablarme sin cierta reserva de aquella porción de mi vida de adolescente que no había tenido vinculaciones con la suya pero que no por eso estaba menos limpia de misterios. Apenas sabía mi domicilio o cuando menos ponía empeño en ignorarlo o en olvidarlo.

D. Fermín continuó tranquilo: En la iglesia hay algo que impone reserva, que impide analizar muchos puntos muy interesantes; siempre tenemos prisa, y yo... no puedo prescindir de mi carácter de juez, sin faltar a mi deber en aquel sitio. Usted misma no habla allí con la libertad y extensión que son precisas para entender todo lo que quiere decir.

Veremos si pica... Cuando usted se determinó a casarse, ¿no hizo allá en el fondo de su pensamiento, la reserva de que el matrimonio le permitiera pecar libremente, no digo que con este y con el otro, sino con el que usted quería?». Fortunata miraba al techo, recordando. «¿No había esa reserva? A ver... busque usted bien; busque más adentro, más abajo».