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Rudos vaivenes de fortuna le habían hecho pasar de una abundancia absurda á una miseria de vagabundo. Pero evitaba hablar de sus aventuras en otros países y sus relatos eran siempre sobre la vida que había llevado en Patagonia. No podía olvidar un horrible sed sufrida en aquella altiplanicie que empezaba al borde de la cortadura del río Negro, extendiéndose hasta el estrecho de Magallanes.

Adquirían para ella una nueva fisonomía; decían otra cosa: la verdad. Recordaba los relatos de cautivos moribundos venidos de aquellos campamentos de suplicio, y los renglones parecían balbucear, con el gemido de un niño enfermo: «Mamá... hambre. ¡Tengo hambreHubo momentos en que creyó perder la razón.

Muchos relatos, allá en la torre solariega, le habían hecho saber lo que era el peligro de la rabia y el pavor que esparcía por los pueblos y campiñas aquel hocico agazapado que iba sembrando el furor y la muerte.

Veo que te interesan mis relatos, que harías carrera en el ejército á pesar de que pareces un alfeñique, pero tienes buen consejo. Pues oye, elige uno cualquiera de los objetos que dejé en la venta, el que te parezca más valioso, y te lo regalo, á condición de que te vengas con este zagalón y conmigo á Francia, en cuanto termine la misión que me lleva al castillo de Monteagudo.

Aun en esa misma coleccion enorme de Historias de Filipinas, mas ó menos largas, mas ó menos cargadas de sucesos maravillosos y de relatos de castigos divinos, la cuestion etnográfica es ligeramente tocada por los autores cuya ocupacion predilecta ha sido el relato de los sucesos politico-religiosos.

Le hacía saber los sucesos más importantes de Barcelona y del mundo entero; comentaban juntos los futuros destinos de Esteban; oía él con arrobamiento su voz dulce, concediendo gran importancia á los detalles de economía doméstica ó á las descripciones de fiestas religiosas, sólo porque era ella la que hacía tales relatos. Muchas veces quedaban en largo mutismo.

Luz, aunque nada temía por este lado, no por ello se interesaba menos que su madre en los relatos de Ángel. Veíale entre ellos adelantar rápidamente en su ya comenzada metamorfosis de ente ideal en hombre vivo y efectivo, y no la desilusionaba pizca la realidad que se iba descubriendo.

No concurrían á ellas más que hombres y en vano algunas señoras de la alta sociedad, atraídas por los relatos que oían, quisieron ser invitadas. Se mantuvo la consigna y los secuaces de Epicuro que frecuentaban la casa del magistrado no vieron turbada su tranquilidad por la intervención de las mujeres.

Sacramento, otra muy lucida por cierto, costeada por las religiosas de Madre de Dios, cumpliendo las obligaciones contraidas con un piadoso y espléndido dotador, las cuales vamos á consignar, por que de su sola exposición dedúcense los pormenores todos que intervenían en su realización, sin que tengamos que echar á volar la fantasía con relatos más ó menos verídicos. Padre Maestro Fr.

Otro día nos lo contará indicó Benina, que, aunque gustaba de oír aquellos entretenidos relatos, no quería detenerse más, recordando sus apremiantes quehaceres. Espérese, señora: ¿qué prisa tiene? le dijo la Diega . ¿A dónde irá usted que más valga? Otro día contar más indicó el ciego sonriendo . ver mundo mocha. Estás cansadito, Jai.