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La primera casa que se hizo en Teruel fue la que tiene dos arcos en la plaza del Mercado, propia del Escribano D. Juan Dolz. En 1336 enterraron vivo en Teruel a D. García de la Foz por haber matado traidoramente a un compañero suyo. En 1364, día de San Marcos, fue la toma de Teruel por los Castellanos reinando D. Pedro IV en Aragón, y D. Pedro el Cruel en Castilla.

Hay un enigma de la mayor transcendencia, no resuelto aún, que trae sin sosiego a cuantos hombres piensan y discurren en el día. Años ha, siendo yo muy mozo y reinando Don Juan II interrumpió entonces Lorenzo Fréitas aportó a Lisboa un genovés muy presumido y soberbio que estaba al servicio de Castilla y se llamaba Cristóbal Colón.

En todo rigor, estos catálogos de nombres propios no debían aparecer en una obra de historia; pero su enumeración se justifica hasta cierto punto, porque ya que no sirven para probar la riqueza cualitativa del teatro español, demuestran cuando menos su fecundidad cuantitativa, y porque nunca dejan de tener cierta importancia de relación, perteneciendo á una escuela grandiosa, y reinando en su favor la presunción de que sus obras han de encerrar algunas bellezas, como sucede siempre cuando se trata de producciones literarias de periodos históricos gloriosos.

Su desarrollo es tan ingenioso y tan complicado como el de las mejores comedias de intriga, propiamente dichas; pero en ésta se respira, además, cierto perfume poético, reinando en su exposición tan brillante poesía, que no puede compararse con aquéllas.

En el siglo XVIII, haciéndose necesarias algunas reformas en el antiguo paseo, las llevó á cabo en 1764 el asistente don Ramón Larumbe; el cual coronó su obra levantando al final de la Alameda dos ridículas columnas, parodia de las puestas por el conde de Barajas, las cuales remataron en dos leoncillos de piedra, al pie de los que su señoría, deseando perpetuar la memoria del trabajo, hizo grabar estas líneas, ya casi borradas hoy: « NO=8=DO Reinando en España la católica magestad de don Carlos III, siendo asistente de esta ciudad el señor don Ramón de Larumbe del orden de Santiago, del consejo de S.M., intendente general del ejército de los cuatro reinos de Andalucía y superintendente general de rentas, se acabó la obra de la cañería de la fuente del Arzobispo en 28 de Enero de 1764 y la distribución de su agua consiste en el pilar del arzobispo, la de la fuente de Córdoba, seis pilas de esta Alameda y la de san Vicente y de gracia al convento de esta de capuchinos, hermandad de san Hermenegildo, san Basilio, Belen y san Francisco de Paula y se pone esta lápida en virtud de acuerdo del ilustre cabildo de la ciudad, habiendo sido diputado de esta obra el señor veinticuatro don Juan Alonso de Lugo y Aranda

Ahora pues, como no se sabe con certidumbre qué se haya hecho de estos hombres, y se dice, por otra parte, que en la realidad hay gente de Europa poblada hácia el Estrecho de nuestro continente, no es dificil persuadirnos que, viéndose perdidos, se entrasen tierra adentro, y emparentando con alguna nacion de indios de los que allí existen, se hayan ido multiplicando de manera, que se hayan dejado sentir de las naciones mas vecinas, y de estas pasado á otras las noticias, que siempre han corrido muy vivas, de que en efecto hay tales gentes en aquel parage, á quienes llaman Césares: sin duda por la tradicion de que, reinando el emperador Carlos V., salió un navio cargado de familias para poblar este sitio, y varando en la costa el bajel, entraron ellos tierra adentro, y formaron la citada poblacion.

Mira, mira lo que pasa en todo el mundo; cada castellano es un rey, y buscan otros mundos antes desconocidos para mandar y esclavizar. ¡Ay, si hubieras visto los tuyos reinando en la Alhambra, con cuánto desdén no mirarías ese amante, esos hidalgos!... ¡Ay, si los vieras a los castellanos matando los tuyos, ultrajando los tuyos, y llenos de sangre insultar nuestros palacios y nuestras mujeres!!! Pero no me huyas, María.

Martes á 1 de Marzo, por tener el viento por el sud-este, no pudieron salir por la mañana, y se colocó en un alto, en frente del sitio donde estuvieron ancorados, una cruz alta de madera con esta inscripcion: Reinando Phelipe V, año de 1746.

Desprendido de toda ilusión y de todo esfuerzo, sin temores de aniquilamiento ni esperanzas egoístas de resurrección, por la virtud de la Fe y del amor supo reproducir en su alma el verdadero reinando de Dios. Sólo breves instantes permaneció así inmóvil, recibiendo el beso cálido del astro del día.

Mucha parte de la frialdad marmórea de que parecía estar dotada Ester, debe atribuirse á la circunstancia de que se había operado un gran cambio en su vida, reinando ahora el pensamiento donde antes reinaban la pasión y los sentimientos.