United States or Romania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con el ridículo espíritu de extranjerismo y de imitación que vive y reina añadió el general , y el pésimo gusto que los inspira y dirige. ¿Por qué no ha de decirse clara y castizamente embarazo o preñez, en lugar de esas ridículas y afectadas frases traducidas? Lo mismo hacéis que hacían los franceses en el siglo pasado cuando representaban con polvos y tontillos a las diosas del paganismo.

Bien, bien; pues ya que soy tan feliz que logro reduciros, id y decid á mi esposa... á la reina... que yo... Voy á anunciar á su majestad, la venida de vuestra majestad.

Y suponiendo que no os engañáis, ni que eres la reina de las reinas, por virtud, por discreción y por hermosura, ni el padre Aliaga, que es casi un santo, ¿qué queréis que haga?

El encargado de todo, por la Reina misma, fue el anciano Duarte de Mendaña, que tenía empleo en palacio y que había sido el que introdujo a Morsamor en la corte, según ya referimos. Duarte de Mendaña se apresuró a cumplir con su comisión.

Poquito a poco se había ido amoldando y ajustando por tal arte a los usos de lo más elegante de Madrid, que ya no se atrevía casi nadie a llamarla la «Reina de las cursis», que era el dictado que al principio le daban. Su marido había atinado en los negocios, y se había enriquecido más aún. Ambos esposos se habían hecho muy aristócratas, religiosos y conservadores.

Cómo, ¿no es un secreto el haber venido á en altas horas de la noche, á , confesor del rey, á quien todo el mundo conoce como enemigo de los que hoy á nombre del rey mandan y abusan, trayendo con vos una carta de la reina? ¿cómo ha venido esa carta á vuestras manos?

Grupos diversos recorrían las calles dando vivas a la Revolución, a la Marina, al Ejército, y diciendo que Isabel II no era ya Reina. Algunos llevaban banderas con diferentes lemas y otros quitaban las reales coronas de las tiendas. Todo esto lo contó Paquito de Asís a su papá, atenuando lo que le parecía que había de serle desagradable.

El padre de la dama se ablanda; ésta se marcha á Platerías diciendo que va á comprar unas arracadas, pero con el disimulado fin de ver al hidalguillo y oir de sus mismo labios la noticia de la herencia; la Reina se desenoja; el Rey dice que les ha de casar, ó deja de ser quien es.

Tenía el aire de una reina y miraba con desden á toda la sala como si dijese: «¡He llegado más tarde que todas vosotras, monton de cursis y provincianas, he llegado más tarde que vosotrasEn efecto personas hay que van á los teatros como los burros en una carrera: gana el que llega el último.

Últimos retratos del Rey. De la Reina Doña Mariana. De la Infanta Doña Margarita. Del Príncipe Felipe Próspero. Retratos de enanos y bufones