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El pie de la tabla era ansimesmo hueco, que respondía a la garganta y pechos de la cabeza, y todo esto venía a responder a otro aposento que debajo de la estancia de la cabeza estaba. Por todo este hueco de pie, mesa, garganta y pechos de la medalla y figura referida se encaminaba un cañón de hoja de lata, muy justo, que de nadie podía ser visto.

Hace saber el obispo en su carta-excomunion, á los Sres. dean y cabildo, capellanes mayores de la capilla de S. Pedro, y á los demas rectores y clérigos de todas las iglesias de la ciudad de Córdoba y su obispado, que habia seguido algunos procesos contra D. Alfon, señor de la casa de Aguilar, así de oficio como á peticion fiscal y del cabildo, sobre la quema de las casas obispales y fraccion de la santa iglesia, como tambien por haberse apoderado de las rentas de los diezmos de Cañete por su propia autoridad muchos años, por lo cual habia incurrido en excomunion mayor; y debiéndose guardar entredicho, lo declaraba y mandaba se tuviese por tal por las causas siguientes:==«1.ª Porque habia D. Alfon dado muchas armas y caballos á los moros; 2.ª porque prendió seis canónigos de esta santa iglesia porque obedecieron los mandamientos apostólicos, y los tuvo presos mas de seis meses siendo presbíteros, diáconos y subdiáconos; 3.ª por haber tenido como tenia la torre de la iglesia y obra de ella encastillada; 4.ª por el quebrantamiento de las casas obispales y quema de ellas, y por la fraccion de la iglesia; 5.ª porque habia muchos años que tenian impuesta imposicion en esta ciudad llevando de dicho Sr. y de su clerecía y religiosos y conventos de ella la dicha imposicion, debiendo ser por lo mismo excomulgados con el referido D. Alfon los siguientes: García Mendez de Sotomayor, comendador de la órden de Santiago, Alfon del Castillo, Ferran Cabrera, Pedro Mendez el mozo, Alfon Mendez, Pedro de Cárdenas, Gonzalo de Mesa, Alfon de Angulo, Juan de Angulo, Juan de Sosa, Ferrando de las Infantas, Ferrando de Luna, Juan de Cárdenas, Pedro Gonzalez de Mesa, Pedro de Hoces, Pedro Cabrera, Pedro de Aguayo, Anton Cabrera, Pedro de Córdoba, Gonzalo de Cárdenas, el bachiller Gonzalo de Zea, Martin de la Cuerda, Pedro de Torreblanca, Diego de Ferrera, Sancho de Córdoba, Diego de Córdoba, su hijo, Juan de Valenzuela, el bachiller Alfon Rodriguez, Juan de Baeza y Ferrando de Baeza, veinticuatros de Córdoba, los cuales habian concurrido con D. Alfon, señor de Aguilar, en la referida imposicion.

Siendo esta superior á mis medios como particular, tuve el honor de escitar al gobierno en diciembre de 1853 á que hiciese una esploracion arqueológica en la referida dehesa de Córdoba la vieja, reservándose el emprender escavaciones en regla si aquel prévio reconocimiento prometia algun resultado útil á la historia del arte.

Una línea de un pié envuelve dos cosas: el valor positivo de un pié, y la negacion de todos los otros valores fuera del de un pié. Luego lo finito en cuanto finito, envuelve una negacion referida á un ser.

La razón aducida por el acusador y referida a Ferpierre por el juez de paz, es decir, la maldad de los nihilistas, carecía de valor mientras no se encontrara acompañada de un móvil más particular y eficaz. Destruir una vida por el solo placer de destruirla, no era propio de nihilistas, sino de locos.

De todas maneras la puerta de Jerusalen, que es la primera del muro de levante, subiendo de mediodia á norte, se tapió en el siglo XVI, bien para hacer esta capilla, bien para colocar la referida estantería, segun parece colegirse del acuerdo del cabildo de 7 de enero de 1517 en que se mandó: que la librería que agora se hace en la capilla de Santiago, vaya continuando... hasta dar en el adarve de la iglesia, que es enmedio de la puerta que dicen de Hierusalem.

Á eso vine á la feria, Antón...; y si no, que diga tío Juan si me pongo en lo justo. Lo que toca á dice el aludido, que durante la escena referida se ocupaba en hacer rayitas en el polvo con el palo, lo que toca á , no me gusta meterme en la hacienda del vecino, que cada uno puede estimarla en aquello que, pongo por caso, le acomoda.

Y al cabo sucedió que los imperiales, después de guardar encerrado algunos meses al Maldonado Pimentel, diéronse cuenta de que nadie había sido engañado con la sustitución referida, y tuvieron que degollarlo también, me parece que en Simancas, un año después que á su homónimo.

En la referida carta se viene a decir que las anteriores crónicas son excesivamente graves y un tanto sermonarias, a pesar de ir envueltos los temas en una ligera ironía, en un «pequeño chichoneo», según palabras textuales de mi comunicante. Agrega que debo tratar asuntos más divertidos, más alegres, como fiestas, bailes, saraos, etc. Reconozco la razón de la señorita que me escribe.

Dicen que en esta Ciudad de Epheso está el sepulcro donde San Juan se encerró cuando desapareció de los mortales, y que poco después vieron levantar una nube en semejanza de fuego, y que creyeron que en ella fué arrebatado su cuerpo, porque después no pareció. La verdad de esto no tiene otro fundamento mayor que la tradicion de aquella gente, referida por Montaner.