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Lo malo es que antes y después de las funciones de iglesia se están allí ratos y más ratos, en una sala donde las hermanitas reciben la visita de las familias de sus educandas, donde además venden la ropa de un obrador que tienen: aquello es medio tienda medio sacristía, y allí va toda clase de gente.

Casi siempre se reciben en invierno las visitas en torno del hogar, donde arde un monte de encina o de olivo y pasta de orujo, bajo la amplia campana de la chimenea.

Así como los cisnes del estanque reciben sus emolumentos para despertar en los indígenas ideas bucólicas y sentimientos pastoriles, las alimañas de la Casa de fieras han venido adrede de los desiertos de África para infundir en la clase de tropa la ferocidad que suele perder en el trato íntimo de criadas y costureras.

Cuando llega la época de la colación lustral, dice un escritor de entonces, no se oyen en la ciudad más que llantos y lamentos. Los que no pueden pagar reciben palos y maltratos; las madres venden a sus hijos para satisfacer a los colectores. Los contribuyentes eran sometidos a tormento en algunos casos", agrega Seignobos.

En los doce años últimos, pasados junto al río Negro, la imagen de los Torrebianca se había mantenido fresca en su memoria. Una vida de monótono trabajo, poco abundante en novedades, conserva vivas las impresiones, pues éstas no reciben la superposición de otras que las borren. Muchas veces, en sus largas horas de reflexiva soledad, se preguntaba cuál habría sido el final de Elena.

Varios sacerdotes reciben, empero, orden de presentarse igualmente; cuando ya hay suficiente número de oficiales reunidos, se manda a los sacerdotes confesarlos, lo que, efectuado, se les forma en fila, y de uno en uno empiezan a fusilarlos bajo la dirección de Facundo, que indica al que parece conservar aún la vida, y señala con el dedo el lugar donde deben darle el balazo que ha de ultimarlo.

Ante la sencillez e ignorancia de estas ochenta ingenuas que componen el cuerpo de baile, son iguales todos ellos. Se les conoce con el nombre de abonados, se les sonríe gratuitamente, se cuchichea con ellos en los rincones, se aceptan sus confites, y hasta sus diamantes, como galanterías sin consecuencias y que a nada comprometen a las que los reciben.

Un grito de horror sale de entre aquel coro de ángeles, que se escapa como una bandada de palomas perseguidas por el halcón. ¡Los habían fusilado, en efecto! ¡Pero cómo! Treinta y tres oficiales, de coroneles abajo, formados en la plaza, desnudos enteramente, reciben parados la descarga mortal.

Tampoco negaré que cuando se reciben las primeras impresiones sea tal vez desconocida la extension como idea separada; pero lo cierto es que despues se separa, se deshace de la forma corpórea, se espiritualiza por decirlo así; y que este fenómeno, puede ser ocasionado por la sensacion, mas causado.

Yo confieso que me horroriza sólo el pensar que estas leyes de la venganza, llamadas leyes del honor, no sólo se sostienen en las comedias sin oposición, sino que se reciben con aplausos, en desdoro de la razón, de la humanidad, de la Iglesia y del Evangelio de Jesucristo.