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Quinto distrito. La circunstancia de comprender este distrito la extensa cuenca del río Pulangui, centro hasta hace poco y objetivo de nuestras operaciones en Mindanao, hace su estudio de sumo interés. En la memoria del Sr.

Pasó don Quijote al cuarto, que era un hombre de venerable rostro con una barba blanca que le pasaba del pecho; el cual, oyéndose preguntar la causa por que allí venía, comenzó a llorar y no respondió palabra; mas el quinto condenado le sirvió de lengua, y dijo: -Este hombre honrado va por cuatro años a galeras, habiendo paseado las acostumbradas vestido en pompa y a caballo.

El cuarto verso asuena con el segundo y el séptimo con el quinto . Esta forma es tan sencilla y fácil de manejar, que se acomoda á la improvisación más que otra alguna, y la hace asemejarse al ritornello italiano, y sirve hasta á los campesinos para expresar sus sentimientos.

Me contaba dijo Inés con una naturalidad que me asombró que en cierta ocasión, estando él en una casa del arrabal de Zaragoza, los franceses abrieron una mina, pusieron no cuántos barriles de pólvora, ¿no fue así?, y luego pegaron fuego. ¿Y luego, Sr. D. Gabriel? Y luego volamos todos hasta el quinto cielo repuse . Siento que usted no hubiera estado allí... pues... para que lo hubiera visto.

El quinto estaba á la puerta que está dentro del patio de la iglesia: éste era más alto que alguno de los otros; había en él un altar, á manera de un aparador de muchas gradas. En éstas estaban ricas imágenes de bulto de plata dorada y algunas de oro, con otras piezas de gran valor. Estaban puestos en dos candeleros dos cuernos grandes de unicornio: éstos y todo lo que había era del emperador.

Mas ella luchaba entre el placer de estas correrías, y el compromiso que había contraído con su hermana de hacerle el canastillo para el niño. Cuando llegó la ocasión de pensar en él, al quinto o sexto mes de hallarse en cinta, Ventura decidió encargarlo a Madrid; pero Cecilia le había dicho: Si me traes los modelos, yo respondo de hacértelo igual.

, lo sabrá al menos, para que esa sombra vaya sobre su corazon, y no engañe á otra desdichada. =Dia trigésimo quinto=. Disputa del restaurant de las Columnas. Manuela Bernaola. Una mujer de Batiñoles y de Lamartine. Un caballero vestido de hombre, y un hombre vestido de caballero. Un conflicto. Llanto de mi mujer. Cartas Visitas. Las cinco y media de la tarde. Un puente.

La consabida mujer le salió al encuentro, después de haber tendido otra vez en el suelo su mantilla, y aceptó con cierta solemnidad la jarra y el vaso que el marinero le ofreció; en seguida colocó éste el pan y el queso sobre la mantilla, y sacó del bolsillo una navaja; calló de repente la concurrencia, lanzó el quinto gemido la mujer del glorificado, relamiéronse con fruición sus tres hijos, y la que tenía la jarra llenó con admirable pulso, hasta los bordes, el primer vaso de aguardiente.

35 y para sacrificio de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año. 36 El quinto día, el príncipe de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. 39 un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; 40 un macho cabrío para expiación; 41 y para sacrificio de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año.

Cada español que le saluda, sea empleadillo ó dependiente de almacen, lo endosa á su compañero por gefe de negociado, marqués, conde, etc.; en cambio si pasaba de largo, ¡psh! es un bago, un oficial quinto, ¡un cualquiera!