United States or Monaco ? Vote for the TOP Country of the Week !


Expresó su profunda sorpresa de que un joven fuese quien tomara la iniciativa en la funesta empresa de privar de comodidades a los hombres que trabajan en el campo de la ciencia, y con tal motivo exaltó el respeto que le es debido y que siempre se ha tributado al sabio, haciendo un bello y minucioso parangón entre éste, que con sus obras eleva y enriquece los espíritus, y el obrero de la materia, que eternamente será siervo de la gleba, decidiéndose, claro está, por aquél.

Tanto apretaron en otros tiempos curas, frailes e inquisidores, que la máquina de la fe saltó en mil pedazos, y no hay quien arregle este artefacto, que requiere la cooperación de todos.... Y esto fue una fortuna, amigo don Martín.

Va a subir. ¡Ahora, ahora va a subir! Gran fama, gran prestigio. Se les arma el globo; se les confía: ved cómo se hinchan. ¿Quién dudará de su suficiencia? Pero como casi todos nuestros globos, mientras están abajo entre nosotros, asombra su grandeza, y su aparato y su fama.

Don Braulio, no obstante, era una de aquellas criaturas en quienes toda emoción grata dura poco, a quien acude súbito la idea triste que envenena dicha emoción. «Mas ¿por qué se decía soy yo el que ella ama, el único dichoso, el dueño del tesoro, el que tiene la llave de su corazón? Por una casualidad, primero: por haberla hallado en un lugar donde nadie había que compitiese conmigo.

¡Y quién sabe si también cañonazos! dijo con acritud Marenval. ¡No lo quiera Dios! respondió Harvey. Seríamos unos hijos ingratos y despreciables, pues todo se lo debemos á las naciones de Europa, que nos han creado, y especialmente á Francia, que nos ha dado la libertad. ¡Es una noble respuesta! dijo Tragomer. En América estimamos á los franceses.

Arriba o abajo, el corazón late lo mismo... Allá, en el fondo de su alma, en el rinconcito más oculto, brillaba la esperanza consoladora de que, caída de su pedestal de mujer rica, se acercaba más a los otros, se ponía a su nivel, facilitando así la realización de su magna empresa. Era Dios quien lo había hecho; ¡alabado sea Dios!

¡Eres tonta, rapaza! ¿No comprendes que el amo está bajo el peso de una desgracia, que para él se ha concluído el mundo, que todo lo ve ahora negro? Deja que trascurra el tiempo y ya verás cómo todo vuelve á su ser, cómo al cabo se irá calmando su pena y serás para él lo que siempre fuiste. No te apures ni te disgustes, querida mía, pues el mismo amo fué quien envió á llamarte.

De este modo, mi hijo se hará tan puro, tan dócil como usted misma, y cuando haya crecido le dirá el nombre de su padre, el nombre que hace años no han pronunciado mis labios, el nombre de Alejandro Morton, a quien llaman aquí Sandy. ¡Doña María, no retire su mano! ¡Doña María, contésteme! ¿Se llevará a mi hijo? ¡No vuelva la cara! ya que no debería contemplar a una mujer como yo. ¡Pero por Dios, señora, sea clemente! ¡Que esta mujer me deja!

aquí lo que dije al escribir su biografía: «Sin aceptar el tiranicidio como doctrina absoluta, sin creer que un puñal pueda operar una revolucion social, y sin participar del entusiasmo poco reflexivo que ha colocado una corona sobre las sienes de Bruto matador de Julio César ¿quién es aquel que llamaria bárbaro y criminal al brazo levantado contra Rosas? ¿Quién aquel que reputaria inmoral la accion de acabar con una existencia manchada por el crímen, de paralizar una mano apta tan solo para el degüello, y de librar á la sociedad ultrajada de un verdugo que ha conculcado las leyes humanas y divinas?

Es maravilloso dijo mi amo, quien, conociendo la magnitud de la bola, no quiso, sin embargo, desmentir a su amigo.