United States or United States Virgin Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


14 Lo cual cuando vio el rey de Hai, se levantó prestamente de mañana, y salió con la gente de la ciudad contra Israel para pelear, él y todo su pueblo al tiempo señalado, por el llano, no sabiendo que le estaba puesta emboscada a las espaldas de la ciudad.

15 Y el que hablaba conmigo, tenía una caña de oro, para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro. 16 Y la ciudad está situada y puesta cuadrangular, y su largura es tanta como su anchura. Y él midió la Ciudad con la caña de oro, doce mil estadios; y la largura y la altura y la anchura de ella son iguales.

Aunque Ramiro había mirado siempre con aristocrático desprecio a todo aquel que envilecía sus manos en los oficios mecánicos, pensó esta vez que la sabia fabricación de las armas debiera estar exenta de villanía, como faena preclara puesta al servicio de las más altas empresas.

Puesta de pie, recordó el motivo de su visita, hablando de nuevo con aquel tono que revelaba su firme voluntad. Era inútil que buscase á la duquesa. La pobre, después de tantas desorientaciones en su vida, acababa de encontrar el verdadero sendero, el mismo que ella, más afortunada, había seguido en plena juventud. La virgen dolorosa habló con naturalidad del pasado de Alicia. Lo conocía todo.

¡Vamos... a nuestros asientos! contestó Ricardo al abrir la puerta del coche-restaurant, y agregó al asegurarse la gorra, que tenía puesta: ¡Cuidado con las gorras! que se ha levantado viento. Al encontrarse nuevamente en el sitio que ocupaban, dijo Melchor: ¿Los diarios, no?... ¿ querías los diarios, Ricardo? ... pero, ¿quieres creer...? A también me está dando sueño.

Vaciló sobre si entrar ó no: la raya ya estaba puesta y no se la iban á borrar.

Otra cosa: ¿son ricos? ¿Cómo tienen puesta la casa? Aunque yo no haya de ir... ¿dónde vive? Vaya... pues... la calle no se la digo a usted, vamos, que tengo mucho miedo a que me despidan.

En el centro del cuarto está puesta la mesa; el mantel es adamascado y fino; los cubiertos de plata labrada; la vajilla con cifra de oro; las copas, de tan sutil cristal, que semejan aire cuajado.

Para colmo de aburrimiento, reparó Baltasar que, al paso que él aspiraba a ocultar diestramente su aventura, Amparo, que ya tenía puesta toda su esperanza en las falaces palabras y en el compromiso creado por el mancebo, se desvivía porque los viesen juntos, porque la publicidad remachase el clavo con que imaginaba haberle fijado para siempre.

Para salvar el alma, lo más esencial es tener la mesa puesta a hora fija. Nosotros, los religiosos, lo sabemos bien; como que la idea de las órdenes religiosas es ésa precisamente.