United States or Yemen ? Vote for the TOP Country of the Week !


No se cansaba jamás Llagostera de enumerar las ventajas positivas de Barcelona sobre Sevilla, y sobre el resto del mundo. Además, lo que le ponía fuera de si era la holgazanería de los andaluces. No hay una mala fábrica. A las cuatro de la tarde ¿sabe? los hombres astán santados a la puerta de casa tocando la guitarra.

Quería pegarle un tiro al otro, y hasta se le ocurrió hacer un cartucho de dinamita para ponérselo en la puerta de su casa.

Los dependientes de la puerta y un caballero que cruzaba a la sazón y se había detenido al oír la disputa acudieron a levantarle. Mientras esta operación se realizaba Nanín pálido y con los ojos extraviados parecía decidido a repetir la suerte. Tristán por su parte, una vez en pie, también quiso arrojarse sobre él. Ambas cosas fueron impedidas por los porteros y el caballero que les auxiliaba.

Mientras Romualda sube, dejando al buen clérigo y su acompañante en la puerta del establecimiento, digamos cómo de la opulencia y desahogo de la carnecería pasó aquella desmoralizada familia a la estrechez de un miserable comercio de agua y vino.

Aquel mendigo en la puerta de aquel palacio es una afrenta viva: y es también una tremenda profecía. La mano con que pide parece que amenaza. La casa de los duques de las Vistillas era de las mejores entre las buenas viviendas nobiliarias del antiguo Madrid.

El viento acariciaba su barba entrecana. Una vez se le acercó lentamente Petrov y le preguntó con voz queda: ¿Hay alguien detrás de la puerta? ¿Quién es?... ¡Es necesario que la abran! ¡Qué tontería! ¿Y si entra cuando usted la abre? Es necesario que la abran. ¿Cómo se llama usted? No lo .

Oyola el cura, y, al mirarla, su vista se detuvo en la prenda que la muchacha tenía entre las manos: una bata de riquísimo raso de un rojo muy brillante, el mismo rojo que Lázaro había visto en el brazo que la noche pasada cerró la puerta donde Aldea era esperado. Su sorpresa fue inmensa. Su pensamiento se resistió a creer lo que los ojos le decían.

Ramiro miraba hacia uno y otro lado por ver si hallaba algún conocido, cuando una brusca exclamación brotó de la multitud y fue a rebotar contra la inmensa muralla. Don Diego de Bracamonte acababa de aparecer en la puerta de la prisión. Caminaba a su izquierda el Guardián de los descalzos, fray Antonio de Ulloa.

Que me proteja aún durante algunas horas, y mi Laura será libre para siempre. ¡Hoy podrá llamarme madre, delante de todo el mundo! ¡Cómo! ¿Qué queréis decir? Callaos, Catalina, vuestro marido podría oírnos. Quiero estar sola con vos. Vamos, entrad, Andrés cuidará la puerta. Catalina habló un momento a su marido y luego entró en la casa con la viuda.

Y fue que apenas abocado a la puerta del balcón detrás de las mujeres, vi que, surgiendo de las tinieblas, iban apareciendo como fantasmas y coronando la altura del pedregal, dos filas de bultos negros, junto a muchos de los cuales titilaba oscilando una lucecilla triste y acobardada, como si ardiera detrás de los cristalejos de un faroluco roñoso.