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Ni por sacrificar otras comodidades a los trapos, ni por exhibirse sin medida al balcón y en los paseos, ni por asistir a los saraos de Quiñones con una constancia digna de ser premiada, pudieron lograr hasta la hora presente los dones preciados de Himeneo.

Rióse el fervoroso joven de sus amenazas, y por más que se empeñaron, nunca pudieron conseguir que dijese en público una sola palabra en su abono.

Del estado de la ciencia náutica entonces, de las cartas, instrumentos, fórmulas, de que en la navegación se pudieron utilizar, también se ha hecho estudio auxiliar de los otros; con todo, no satisfacen en junto á la curiosidad, deseosa de penetrar cuanto atañe á la vida de los expedicionarios en su temerosa empresa.

Al propio tiempo ó con poca diferencia, los indios de la parte de Azangaro, doblando sus esfuerzos, volvieron sobre el pueblo de Capachica, cuyos indios fieles con algunos mestizos los habian rechazado á los principios: pero al fin cedieron á la multitud, que apoderada de la poblacion, usó las mismas crueldades que en las demas, pasando á cuchillo á todos los españoles y gente blanca, que pudieron haber á las manos.

Acomodáronse como pudieron en las tres sillas y en la cama del poeta, mientras éste se hallaba en el interior de la casa, al lado de doña Leoncia, poco atento á la política. El Curro se sentó junto á la mesa y mostró desde el principio gran deferencia hacia una botella que allí había, puesta sin duda por la previsora mano del poeta clásico.

Porque han sucedido cuatro lances desgraciados, que a pesar de haberse sabido no se pudieron prevenir. Pero esto ¿qué importa?

Como eran amigas del sacristán, vecino de Cándida, pudieron colocarse en la escalera de la capilla hasta vislumbrar, por entre puertas entornadas, la mitra del patriarca y dos velas apagadas del tenebrario, un altar cubierto de tela morada, algunas calvas de capellanes y algunos pechos de gentiles hombres cargados de cruces y bandas; pero nada más.

El jefe, que estaba muy conmovido, lo estrechó contra su pecho, diciendo: ¡Vivo!... ¡Vivo mi hijo!... , padre. Los arfakis, como ves, no me pudieron matar. Luego, dirigiendo una mirada alrededor, preguntó a su padre: ¿Has hecho prisioneros a unos hombres blancos? respondió el jefe. ¿Dónde están? ¡Quiero verlos! En mi cabaña.

Murieron muchos, capitán; casi la mitad... pero los alemanes no pudieron seguir adelante... Luego, al enterarse de que los marinos no habían sido mas que seis mil, los generales boches se tiraban de los pelos: ¡tanta era su rabia! Creían haber tenido enfrente docenas de miles... Da gusto oír contar eso á los chicos que estuvieron allá.

Un día entero gastó en pasar una fragosa montaña, con grande trabajo y riesgo, no de los indios acostumbrados á trepar fácilmente por las peñas, sino del Padre; y siéndole preciso hacer alto á la falda, no halló con qué desayunarse; por lo cual un cristiano, de nación Manacica, movido de compasión, quiso componerle unas yerbas que eran las delicias de sus dioses, mas por mucho que estuvieron al fuego, jamás se pudieron cocer.