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En el Real suelo ir al palco de las de Gamboa, y pienso que se le ha metido en la cabeza que me gusta Rosaura.... ¡Mira qué tontería! ¡Rosaura!... Pero hace lo menos un mes que no subo a saludarlas ... y lo mismo; ¡lo mismo, chico, lo mismo!... El otro día la pude pillar sola en el gabinete unos momentos, y de prisa y corriendo le he dicho que deseaba saber en qué quedábamos.

Lo más que yo pude hacer fue dar en ellos mil besos y, lo más delicado que yo pude, del partido partí un poco al pelo que él estaba; y con aquél pasé aquel día, no tan alegre como el pasado.

»Respondí, pues, lo menos que pude; pero aun así, estuve dura con ella. »Continuó la entrevista un buen rato todavía, hasta que me dijo: » No puedo más, hija mía. El hablar me fatiga mucho, como ves, y las molestias y los dolores se me agravan.

Cuando estés al pie de la escalera, espera un poco y luego haz como si hubieras olvidado algo, y entonces... entonces... No pude decir más, pues oía resonar en con demasiada violencia, ya como un sollozo, ya como un grito de alegría, estas palabras: «¡Te ha tenido en sus brazos

Parrón vive, y aquí entra lo más negro de la presente historia. Pasaron ocho días sin que el capitán volviese á verme. Según pude entender, no había parecido por allí desde la tarde que le hice la buenaventura; cosa que nada tenía de raro, á lo que me contó uno de mis guardianes. Ello es que nosotros no sabemos nada de lo que hace durante sus largas ausencias.

Llegóse en esto el tiempo de la partida de mi padre, la cual él supo, y no de , pues nunca pude decírselo. Cayó malo, a lo que yo entiendo, de pesadumbre; y así, el día que nos partimos nunca pude verle para despedirme dél, siquiera con los ojos.

Decía esto en plena efervescencia, y no pude menos de reírme de él. Hermoso país es España continuó . Esa canalla de las Cortes lo va a echar a perder.

¿Qué maestro más amoroso pude tener? ¡Con qué pasión de enfermo, con qué persistencia de maniático emprendió la tarea de ilustrarme y de educarme!

¡No la trato de miserable porque haya rehusado casarse conmigo... sino porque durante meses y años ha alentado mi pasión, porque me ha hecho creer que la compartía... y porque mintió, en fin!... Vamos a ver, señora, ¿cree usted que soy un niño? ¿cree que pude engañarme con respecto a su actitud, a sus miradas, a su acento, a su silencio mismo?

Harto premiado está ya con ser esposo de doña Clara; sólo os pido una cosa, señor. ¡Qué! Que me perdonéis si por amor á vos, por la dignidad de la monarquía, pude ser una vez imprudente. Y la reina se arrojó á los pies del rey. ¡Oh! ¡no! ¡no! ¡en mis brazos, que tan ansiosos están de ti! ¡en mis brazos, Margarita mía! ¡oh, qué hermosa eres! Y besó á la reina en la frente.