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No eran gotas, era un caudal seguido y espeso; las piedras del camino, lavadas y pulidas, se hacían resbalosas y las bestias marchaban con una prudencia infinita.

Si bien es cierto que la prudencia aconseja ser mas bien desconfiado que presuntuoso, y que por lo mismo no conviene entregarse con facilidad á empresas arduas, tambien importa no olvidar que la resistencia á las sugestiones del orgullo ó de la vanidad, puede muy bien explotarla la pereza.

Preséntanse luego cuatro ángeles con música; detrás de ellos la Santa Virgen, como Reina del Cielo, y rodeada de cuatro doncellas, la Prudencia, la Pobreza, la Humildad y la Fe. Siéntanse éstas, y cada una de ellas comienza á leer una profecía relativa al Mesías esperado.

Hasta por prudencia, hasta por caridad repugnaba que le siguieran en tan peligroso camino los que no tuviesen valor probado y la serenidad y la elevación de juicio convenientes para no extraviarse, y en vez de hallar nueva luz caer en transcendentales errores como en profundísima sima.

Estas son palabras de Nicephoro, y á lo que yo puedo entender dichas con poco acuerdo de lo que antes habia referido, que Miguel estaba en Andrinopoli con un poderoso ejército, y no parece que un Capitan tan prudente como Roger, á quien los mismos Griegos llaman, siempre que se ofrece ocasion, hombre de gran prudencia, hiciese tan gran desatino, como lo fuera ir con solos trescientos de á caballo á amenazar un Emperador, que se hallaba dentro de una Ciudad grande, y con un ejército poderoso.

No nos entendemos repuso llena de confusiones, y mortificada por la observación tenaz de doña María . ¿Vendrás todas las noches? Aquí es preciso mucha cautela. Para respirar necesito pedir la venia a la señora. Ten prudencia, Gabriel; también D. Diego nos mira.

Una mano invisible buscó la suya por debajo de la mesa, como algunas noches antes, para recomendarle prudencia. Pero ahora apretaba fuerte, con la autoridad que confiere el derecho adquirido. ¡Oh, señor! suspiró la dulce Berta . ¡Decir esas cosas un joven tan distinguido y que tiene...! No pudo continuar, pues su esposo le cortó la palabra.

Seré todo lo perversa que quieras, pero eso jamás lo hubiera yo hecho, y eso era lo que, siguiendo la prudencia social, me aconsejabas .

Siguió adelante por el lóbrego camino, andando silenciosamente, como hombre que conoce el terreno á ciegas y por prudencia desea no llamar la atención. Según se aproximaba á su barraca sentía mayor inquietud. Este era su distrito, pero en él estaban sus más tenaces enemigos.

Lo que poseemos lo ganamos con nuestro heroísmo. La oculta rodilla se hizo más insinuante, como si aconsejase prudencia al joven con sus dulces frotamientos. No diga usted esas cosas suspiró Berta . Eso sólo lo dicen los republicanos corrompidos de París. ¡Un joven tan distinguido, que ha estado en Berlín y tiene parientes en Alemania!...