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Entonces explanó Butrón su plan con todos sus pormenores... No se trataba de una asociación de señoras exclusivamente alfonsinas, mil veces lo había dicho y no se cansaría jamás de repetirlo.

Tomaba el primer pedazo de papel que le venía a la mano, y sin cuidarse de guardarlo entre esencias, escribía a su novio con lápiz la mayoría de las veces. ¡Si las mujeres supiesen la importancia de estos miserables pormenores! Venturita había dado vueltas todo el día alrededor de su madre, esperando ocasión de hablarla sin testigos.

Oh malheureux enfant, je vous mettrai en cachotEra delicioso oírle pronunciar el francés. «Tenía razón la pobrecita concluía riendo , porque yo era un bicharraquillo muy maloEn aquellas noches me enteró también de los pormenores de su profesión. Estaba tan aburrida en casa, que resolvió volverse al convento. No quería, sin embargo, profesar.

La juguetona Emilia fue muy desgraciada en su matrimonio. Núñez había salido un perdis. Ya lo sabía Fernanda, pero vagamente. En cartas no es fácil descender a ciertos significativos pormenores. Al principio muy bien, pero luego las malas compañías le habían echado a perder. Le dio por el juego primero, después por la bebida, últimamente por las mujeres. Esto último era lo que más sentía Emilia.

Ya que paga, que se divierta el pobre como pueda. Aunque todo el mundo sabía que tenía esclavizado al archimillonario, no gustaba que se rieran a su costa. Del duque pasaron a su hija. Rafael contaba pormenores terribles, repugnantes. Las mujeres se ensañaron con ella vengándose de su hermosura, su elegancia y su orgullo.

No te dispares, niña. Tu madre sólo me ha dicho que no eres feliz. Otros pormenores los he sabido por gente de Medina que ha estado aquí. ¡Bah! exclamó ella con una mueca de desprecio. ¡Quién ataja las malas lenguas!... ¿Sabes lo que es eso, querido? añadió inclinándose hacia él y dejando la calceta sobre el mostrador. Pues es que hay muchas en Medina á quienes la envidia les come las entrañas.

El haber sido testigo presencial de la muerte del marqués, y hasta «la casualidad» de haberle «precedido», inmediatamente «en el uso de la palabra», le proporcionaron motivos para entretener largamente a aquellas señoras con minuciosos pormenores sobre el lamentable acontecimiento, cuando no se hablaba en la casa de otro asunto.

Desde entonces quedó como un guante. ¡Romperle la cabeza! exclamé, sorprendido. Me lo explicó con lujo de pormenores. Un día, a la comida, advirtió que su cuchara tenía cardenillo, y lo dijo en voz alta. La hermana Desirée, que tenía la intención de un veragua, tomó la cuchara, la limpió y se fue a la superiora con el cuento de que no quería comer con ella por capricho.

Traía vestido claro de rayas blancas y rojas y llevaba en la cabeza sombrerito de paja con flores rojas también. Con la mano izquierda se apoyaba en una sombrilla que hacía juego con el traje y en la derecha apretaba unos guantes de seda, ¡Qué bien impresos le quedaron estos pormenores! Jamás en la vida se le borraron de la memoria.

Contole su mujer lo que había visto aquel día, recordando con feliz memoria todos los pormenores. La visita de Jacinta fue omitida discretamente.