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No hay, pues, que compadecerlas a ustedes tanto, porque si la pena es mayor, mayor ha sido también el goce... Pongamos el caso de esa muchacha que está ahí. Esa chica vivía en un estado de marasmo casi vegetativo. Comer, dormir, barrer la casa, lavar la ropa.

Fray Luis de León, pongamos por caso, se propuso imitar, casi copiar a Horacio, en la vida del CAMPO; pero informado el poeta de muy diverso espíritu, produce algo, enteramente diverso también, y de tamaña novedad, que Horacio, resucitado y conociendo bien el habla castellana, no hubiera penetrado el peregrino y para él misterioso sentimiento que palpita en la imitación de su oda.

Pues vete a tu puesto, y en cuanto a nosotros, pongamos manos a la obra. Los cuatro bajaron a la estiba y fueron trasladando los barriles al pie de la escotilla para subirlos después a la cubierta. Habían separado apenas tres, cuando advirtieron que todo el lastre estaba mojado. ¡Calle! exclamó el Capitán . ¿Qué quiere decir esto? ¿Se ha roto algún barril o hace agua el junco?

Pero pongamos la cuestión bajo su verdadero aspecto. Considera un instante que si esa casa, a consecuencia de la catástrofe conocida, hiciera malos negocios, que si para colmo de mala suerte, el señor Aubry llegase a morir, sobrevendría la ruina en breve término.

Pongamos por caso uno de los libros más sinceros y espontáneos que se han escrito: el Quijote. El alma hermosísima de Miguel de Cervantes se retrata en este libro como en claro y limpio espejo, probando, contra todos los documentos que pudieran hallarse, producirse é interpretarse en contra, que Miguel de Cervantes era un varón bueno.

Es así que hay, a lo que dicen, pues yo no los he contado, 1.200 millones: luego mil millones son hijos del arte, pura creación del espíritu, producto de nuestro fecundo ingenio. Pongamos, pues, que una sexta parte de cuanto hay, y quizás sea mucho poner, lo ha dado, lo ha regalado la naturaleza. Las otras cinco sextas partes han costado mucho trabajo al espíritu.

Estas historias de muchachos mendigos que a lo mejor salen con la patochada de tener por papás a duques o príncipes, no pueden pasar en el día, mejor dicho, yo creo que no han pasado nunca. Admitámoslo en las novelas; ¡pero en la realidad...! En fin, sea lo que quiera, es preciso atender al Canónigo, que nos sirve bien. Entérate. Dice que pongamos a disposición de la muchacha algunas cantidades.

1 En aquellos días, creciendo el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que sus viudas eran menospreciadas en el ministerio cotidiano. 3 Buscad pues, hermanos, siete varones de vosotros de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, los cuales pongamos en esta obra. 4 Y nosotros persistiremos en la oración, y en el ministerio de la palabra.

A solas con su amada, Tristán recuperó la tranquilidad que la presencia del marquesito del Lago turbaba y se dejó arrastrar dulcemente a una alegría que muy contadas veces había disfrutado. ¿Quieres que pongamos los caballos al trote? dijo Clara que veía con cierta inquietud acercarse rápidamente el sol a la tierra. ¿Para qué? Tiempo tendremos a galopar un poco cuando el sol se ponga dijo él.

Pongamos en práctica los dos sistemas, el tuyo y el mío, a ver cuál da mejor resultado con Vázquez. harás la niña buena y yo haré la niña mala... La que le trastorne primero el seso se casará con él y... como es muy rico... dotará a su hermanita, si se queda soltera. ¡Trato hecho!... ¡Nada de echarse atrás!...