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Adoremos, pues, en nuestro ilustre anfitrión, a la fuerza. Merced a esta fuerza de que la Naturaleza le ha dotado, ha podido someter y aprovechar el esfuerzo particular de millares de hombres que inconscientemente sirven a sus planes. Merced a esta fuerza ha podido reunir su inmenso capital.

Para estos casos quiere uno el dinero. Llegué a la iglesia, me senté al confesionario, y lo primero que le dije al cura fue esto: «Acúsome, padre, de leer El Sol». ¿Así lo dijiste, Antoniño? Así, , señor, y con la misma tranquilidad con que hubiese podido decir «buenos días». No se figure usted que yo soy un gallina. Y el cura, ¿qué te contestó?

Y aunque nadie hubiera podido explicar la razón de ser de esta supremacía de que gozaba Currita en la corte, sin embargo, con esa vergonzosa condescendencia para el escandaloso que es a nuestro juicio el pecado capital de la alta sociedad madrileña y el origen y fuente de sus deformidades, todo el mundo, desde el caballero cumplido hasta el tahúr elegante, desde la dama honrada hasta la hembra sin decoro, se sujetaban a ella de modo más o menos directo, sin dejar por eso de proclamar que en belleza la aventajaban todas, en alcurnia la igualaban muchas, en riquezas la superaban bastantes, y sólo en audacia y desvergüenza caminaba siempre la primera... ¿Sería, pues, esta la razón de ser de aquella supremacía? ¿Sería que a fuerza de ver refinado el vicio y respirar la atmósfera de escándalo llegan ciertas sociedades a la aberración de aquellos pueblos bárbaros que prestan su homenaje más profundo y su culto más entusiasta al ídolo más monstruoso?...

Me mantuve a distancia, y mientras la de Jansien me confiaba a voz en cuello sus ideas soldadescas sobre el grande y único negocio de la vida, que es el amor, yo me embriagaba, de lejos, con la belleza de Luciana, con su ingenio, con su gracia, con los incomparables encantos de su talle y de sus movimientos, y pensaba que aquellos tesoros eran míos. ¿Comprendes que haya yo podido agradarla?

Aquella mujer resultaba incomprensible. Al marido fiel y bondadoso apenas lo nombraba, como si su matrimonio hubiese sido de algunos días; y en cambio, de aquel calavera que tanto la hizo sufrir habíase forjado después de muerto una figura ideal, y ya que no de sus virtudes, hablaba a todos de su talento, pintándolo como un sabio ilustre, cuya ciencia no había podido apreciar el mundo.

Va usted a reírse de . El griego contestó ruborizándose como un colegial. ¡El griego! ¡Usted sabe leer el griego! ¿Y un hombre como usted ha podido entretenerse aprendiendo el griego? Una verdadera casualidad. Mi preceptor hubiera podido resultar un imbécil como los demás, ¿no es cierto?, pues bien, me encontré con que era un sabio. ¿Y usted lee el griego por placer? A Homero, .

Aunque en la opinión común son tenidos estos naturales por perezosos e incapaces de poderles infundir deseo de salir de la miseria y abatimiento en que se hallan, pareciéndoles a los que así opinan que es natural en ellos este abandono, yo nunca me he podido persuadir de esta opinión.

Vendiómela de aburrido, Diciendo que no ha podido, Mientras la tuvo en poder, En ningun modo traer Al amoroso partido. Pusela en casa de un moro, Sin osarla traer acá, Y alli está donde ella está Todo mi bien y tesoro, Y quanta gloria amor da. Alli se ve la bondad, Junta con la crueldad Mayor, que se vió en la tierra, Y juntas sin hacer guerra Belleza y honestidad.

La apetitosa Honorina, vista por Chermidy, rudo lobo de mar, fue la preferida por su candor, y aquella oveja recalcitrante pasó a su poder bajo las barbas de sus rivales. »Su buena suerte, que hubiese podido darle muchos enemigos, no perjudicó en lo más mínimo su porvenir. Aunque vivía apartado, solo con su mujer, en una quinta aislada, obtuvo un bonito embarque, que no había pedido.

Al cabo de algún tiempo dio un grito y Tristán le vio sin sombrero. ¡Qué! ¿también a usted? dijo sin poder disimular su satisfacción. Pero el caballero presentó su sombrero diciendo con sorna: No; yo he sido más listo que usted y he podido atraparlo en el aire. Las señoras, que se hicieron cargo de la broma, soltaron la carcajada y aun exageraron un poco su risa.