United States or Martinique ? Vote for the TOP Country of the Week !


Las reprensiones comenzaron a ir casi siempre con acompañamiento; segura ya de que se aceptaban los golpes, no los escaseó; más por una contradicción, bien explicable por cierto, desde que comenzó a dárselos, le mostró al mismo tiempo mayor afecto; tan suyo le consideraba, tan pobre y miserable le veía a sus pies, y tanto le sorprendió su paciencia, que no es mucho si después de una buena granizada de mojicones, le otorgase algunas pruebas de afecto.

Pero no nos vendas. Y, sobre todo, no vayas a figurarte que estoy enamorado de Elena. Si supieras cómo se borra hasta desaparecer la pobre chica cuando la comparo con Luciana... He tenido una prueba muy clara al volver de Bretaña.

No le importaba quedar solo y sin apoyo, pobre, más pobre que antes. Pero él se encontraba con fuerzas para trabajar; trabajaría en una profesión, en un oficio cualquiera. Y si en Madrid no podía conseguirlo, se volvería á su pueblo, donde por lo menos tenía seguro el pan.

La pobre sobrina de doña Pepa tendrá un buen susto... ¡Mira que venir de tan lejos, de sitios tan hermosos, para ver estas cosas!... Rafael pareció reflexionar un rato, como si acabara de ocurrírsele la proposición que danzaba en su cabeza desde mucho antes. Si fuéramos allá... ¿Qué te parece Cupido? ¡Ir allá!... ¿Y cómo?

¿Y qué importo yo... pobre cómica... querida miserable del duque de Lerma? pero dad gracias á Dios de que yo sea querida del duque, y de que el duque, por una casualidad que Dios ha permitido, sea esclavo de un hombre terrible, que es á su vez esclavo mío. ¿Y quién es ese hombre?

Lisonjeada en su vanidad de madre, la pobre mujer rompió a llorar. Desde entonces la carrera de Andrés quedó fijada: fue poeta.

Hasta aquí la nota del señor deán, escrita con desenfado íntimo, como para él solo, pues bien ajeno estaba el pobre de que yo había de jugarle la mala pasada de darla al público. Sigamos ahora la narración.

Nos fuimos casa del maestro Tirante, y este caballero ha tirado con él. Le ha plantado en un santiamén cinco botonazos y tres tajos; entonces me dijo el maestro Tirante: Aunque riña solo contra dos, dejadle, señor Saltillo, que no se le acercarán. Gracias á mi pobre tío dijo Juan Montiño.

En todos los álamos del río grabé las iniciales de Linilla, o una sola letra, una «L», para que me recordaran a cada paso el nombre de mi amada. Pero mi sitio predilecto era la peña más alta de la colina. Desde allí descubría yo las cumbres más elevadas de la Sierra. Detrás de una de ellas estaba el pueblo de San Sebastián donde moraba la pobre niña.

Pero la cosa se había hecho para comer; y al poco rato, la blanca carne de la merluza, revuelta con los sabrosos adornos, estaba en todos los platos. Y ya que dimos fin con la pobre, ahora otro traguito. Decididamente, el tío se ponía alegre. Las niñas recordaban como un sueño la cara irónica y glacial de otras ocasiones.