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Doblaron una enorme pila de éstos, y encontráronse frente á frente de una gran caja de galletas de Huntley. Allí era donde vivía la familia de Ratón Pérez, bajo el pabellón de Carlos Prats, tan á sus anchas y con tanta holgura, como pudo vivir la rata legendaria de la fábula, en el queso de Holanda.

El sendero, la pila de carbón, el jardín habían pertenecido á una casuca aplastada entonces bajo la roca.

Ocupa el sitio donde se colocó la primitiva pila bautismal recien purificada la mezquita, y donde permaneció hasta que fué trasladada á la desierta capilla de S. Matías. El piadoso obispo D. Fr.

El era quien le había dado en la pila bautismal su nombre, que tanta admiración y risa despertaba en los compañeros de colegio; él quien le había contado muchas veces las aventuras del navegante rey de Itaca con la paciencia de un abuelo que relata á su nieto la vida del santo onomástico.

Entre muchas necedades, has llamado por su nombre de pila al señor de Couprat, así que le viste; yo estaba cerca de ti, y he visto que al caballero, que en ese momento te daba el brazo, le pareció muy chocante. ¡Oh, eso ! ¡lo creo capaz de todo; parecía un ganso! Yo no soy un ganso, Reina, y te digo que es una inconveniencia. Pero, tío, es nuestro primo, lo vemos todos los días.

¡Ay Dios! ¿Quiés ver ahora mesmo dos pucheraos de leche? Verás, verás.... Y salta el rapazuelo, y en pos de él el otro, desde la pila al portal, y llegan á la cocina mirando con cautela en derredor, por si el tío Jeromo, padre del primero, anda por las inmediaciones.

Hasta no muchos años los indios daban invariablemente á sus hijos en la pila bautismal, el nombre del santo del día en que nacían, sirviéndoles de apellidos el nombre del padre, viendo por lo tanto en todas las escrituras antiguas figurar á Antonio de Luís, Juan de Pedro, Victoriano de Andrés, etc.

¡Lo que oyes, Lorenzo!, porque has de haber observado que hoy es moda en sociedad designar a las personas por el apodo o por el nombre, y no por el apellido, y menos por el título; y así es de mal gusto hablar del «doctor García» cuando se le puede designar por su nombre de pila: Claudio, o por el sobrenombre, lo que es más distinguido: el «Nene», por ejemplo. ¡Qué ridiculez!

No se hizo cargo de los fragmentos de arquitectura decorativa, puramente neo-griega, por allí diseminados, ni conoció el estilo arábigo del ciervo de bronce que le estuvo una porcion de años vertiendo el agua en la pila del claustro de S. Gerónimo, cuando él hacia vida de monge. El citado D. Pedro Diaz de Rivas. Véase el Discurso primero de sus Antigüedades de Córdoba.

A grandes rasgos ya hemos visto lo que es materialmente hablando la provincia; digamos algo en general de la moral de sus habitantes. El tayabense tiene orgullo en decir ha nacido en aquella provincia, y lo tiene más por la circunscripción que rodea la pila bautismal que le dió nombre.