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La misma personalidad física del pintor se le representaba bajo una nueva faz, sintiéndose herida por la dignidad natural de su andar, que traía a la memoria la marcha al mismo tiempo potente y ligera de los grandes felinos; se sentía herida por el brillo resplandeciente de su frente, por la enérgica acentuación de su tranquilo rostro, al cual sus cabellos, ya hoy ligeramente emblanquecidos, revestían de una extraña y suave aureola; se le aparecía, en fin, transfigurado cual si los pensamientos que lo ocupaban y lo sostenían en aquellos días supremos lo hubiesen envuelto en un nimbo de sobrenaturales resplandores.

Juan del Castillo pintó multitud de cuadros en su juventud, la mayoría de los cuales se han perdido hoy, y que le atrajeron general estimación, pues apartándose de las reglas que su maestro le indicara, dió un gran paso para destacar su personalidad.

Los rasgos mas característicos del Catalan, que tiene bellísimas cualidades, son: la franqueza sin petulancia, la independencia, la severidad en el cumplimiento de un compromiso, y el sentimiento íntimo de la igualdad y la personalidad. Si un Catalan os necesita, llega al círculo en que os hallais, se mezcla sin ceremonia, os dice lo que le interesa, y se retira sin hacerle cumplidos á nadie.

Por eso él, siempre que hablaba vertía raudales de ciencia enseñando á sus oyentes á qué hora se había levantado, si el chocolate le había producido algún ardor en el estómago, cuál era su paseo favorito, si las últimas botas que le hicieron habían resultado buenas, en qué postura dormía más á su gusto, etc., etc. Estos conocimientos no salían de la esfera de su personalidad.

El trabajo es la única manera de ser del hombre que el vascongado comprende. Le tiene tal apego á su libertad, á su personalidad de raza, de país y de individuo, que conserva su lengua propia á despecho de todo. A semejanza del catalan, es emprendedor, y cosmopolita en caso necesario. Siempre se le ve celoso de conservar y ejercer su iniciativa en toda obra de actividad social.

Soy un hombre de recogimiento y de soledad; de meditación, no de parladurías y bullicios. Y cuando, después de haber estado todo el día hablando y escribiendo, me retiro a casa a estas horas, yo trato de buscarme a mismo, y no me encuentro. ¡Mi personalidad ha desaparecido, se ha disgregado en diálogos insubstanciales y artículos ligeros!

El Nuevo Mundo, tan léjos de Europa y tan colosal, ha avanzado infinitamente mas en la civilización y la libertad, es decir, en la posesión de la conciencia ó la personalidad y la noción de la justicia, que esa estupenda península del viejo mundo en cuyo seno vegeta en la barbarie la gran raza de Cham. ¿Por qué ese contraste? ¿Es por culpa de la raza negra nomas ó principalmente? ¡Triste es decir la verdad!

Su personalidad iba a desdoblarse, prolongándose en el curso de la vida. Esto le elevaba como hombre. Pero creyó sentir en torno algo que se despegaba de él. La juventud alegre, sin responsabilidades ni obligaciones, se perdía para siempre. A lo lejos, la Ilusión, en fuga, batía sus alas de diamante. Sufrió Maltrana un gran cambio en su vida.

Observaba, además, que en los jóvenes salvajes que le rodeaban existía contra él cierta hostilidad latente. Tenía a muchos por amigos, le recibían agradablemente, jugaba con ellos, les acompañaba en algunas excursiones de placer: pero había llegado a comprender que para ellos no tenía otra personalidad que la que le daba el ser amante de Clementina.

¡Ser padre! ¡Contemplar una prolongación de su vida, un desdoble de su personalidad, un testimonio de la propia existencia, que, años después de morir él, afirmaría el paso por el mundo de un hombre llamado Maltrana!... Aquella carnecita blanca y suave como el plumón era suya: había en ella algo de su ser y de aquella otra carne ¡ay! despedazada que había desaparecido para siempre en el misterio de la tierra.