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Lo cierto es que trataba a sus pretendientes con ostensible despego. ¡Qué esfuerzos hacía cada uno de ellos por aventajar a los otros en cortesía, donaire y gentileza! ¡Cuántos cartuchos de confites entregados con emoción y olvidados inmediatamente sobre la mesa! ¡Cuánto requiebro, cuánta galantería perdidos en el aire!

De pronto una terrible contracción la estremeció, abrió los ojos, se enderezó sobre la punta de los pies para llegar a mi altura y arrojándose a mi cuello con toda su fuerza fue ella a su vez la que me besó. La agarré de nuevo, la reduje a defenderse como una presa que se debate contra un abrazo desesperado. Tuvo la noción de que estábamos perdidos y lanzó un grito.

Al volverse Candido á su casa con el abate, sintió algunos remordimientos por haber cometido una infidelidad á Cunegunda; y el señor abate tomó parte en su sentimiento, porque le habia cabido una muy pequeña en los diez mil duros perdidos por Candido al juego, y en el valor de los dos brillantes, medio-dados y medio-estafados: y era su ánimo aprovecharse todo quanto pudiese de lo que el trato de Candido le podía valer.

Por otra parte, el galán contaba con el refuerzo del moscatelillo, y como reza el refrán, de menos hizo Dios a Cañete y lo deshizo de un puñete. Apuraba ya la segunda copa, buscando en ella bríos para emprender un ataque decisivo, cuando en el reloj del Puente empezaron a sonar las campanas de las diez, y Benedicta con gran agitación y congoja exclamó: ¡Dios mío! ¡Estamos perdidos!

No, no le nombre usted dijo D.ª Gregoria , porque si todos los demás son como ese de las melenas, buena gavilla de perdidos ha metido Napoleón en España.

Respetaban mucho al Cristo de Salta, pero les inspiraba más miedo la «Viuda del farolito», una bruja que se aparecía de noche con un farol en una mano á los arrieros perdidos en los caminos. El que la encontraba debía hacer inmediatamente sus preparativos para irse al otro mundo, pues seguramente ocurriría su muerte antes de que se cumpliese un año.

Continuaba yo viendo a Agustín, no en momentos perdidos; le buscaba por el contrario, y le hallaba a mi disposición cada vez y eran frecuentes que experimentaba la necesidad de sumergirme en aguas más sanas. No podía darme consejos mejores, ni era dable que me procurase consuelos más eficaces.

522 Muchas veces se les oyen a las pobres los quejidos; mas son lamentos perdidos: al rededor del cercao, en el suelo están mamaos los indios dando alaridos. 523 Su canto es una palabra y de ahi no salen jamás; llevan todas el compás "Ioká-ioká" repitiendo; me parece estarlas viendo mas fieras que Satanás.

Estos indios son los verdaderos Césares; que los que vulgarmente llaman así, no son sino españoles, que anduvieron perdidos en aquella costa, y que habitan junto al rio que sale del valle, en las inmediaciones de los indios Césares; y por la cercania que tienen á esta nacion, les dan vulgarmente el mismo nombre, no porque en la realidad lo sean.

Por fortuna, el terror de los defensores no duró más de un segundo; todos comprendieron que a la menor vacilación estaban perdidos. Dos escalas se elevaban en aquel momento por los aires, a pesar del fuego, y venían a apoyar sus garfios en la rampa.