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11 Y dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores echaste en lo profundo, como una piedra en grandes aguas. 12 Y con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.

«Pero ya se había visto que al N. de las Molucas había un grande archipiélago, y no pasaron muchos años sin que se pensara en asegurarle á la Corona de Castilla.

Afortunadamente, a aquella hora sólo había unas pocas señoras, que fingieron no verles, y luego, a sus espaldas, se miraron con el ceño fruncido y moviendo la cabeza. «¡Qué escándalo!...» Luego pasaron ante Isidro, que hablaba con Zurita de espaldas al mar. El doctor los siguió con un gesto de cómica admiración. Compañero, ¡y qué valiente es su paisano! Cada día con una... ¡y a su edad!

Cuatro días pasaron así, cuando Isidora salió para ir, según dijo, a casa de su procurador, y como al otro día y al siguiente repitiese el mismo viaje, los esposos se alarmaron y dieron en creer que Isidora no merecía la caritativa hospitalidad que le habían dado.

Señor: A Vd. digo que habiendo operado en este Departamento Oriental y habiendo tomado el poblado de Palmarito haciendo en parte vivieres y ropas las fuerzas por particular, pasaron, al poblado de La yerba de Guinea, habiéndose dado á la fuga las fuerzas del Gobierno ocupamos noventa y siete tiros de Mauser Reformados y en las tiendas ocupamos un saquito de municiones otro de balines á más de doscientos cartuchos y seis cajas de pólvora de lo demás no puedo dar cuenta ni fe porque yo iba bajo las órdenes de otro Brigadier.

8 Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete [trompetas de] cuernos de carneros, pasaron delante del arca del SE

El día seguiente tuve vergüenza y quise no volver á recibir á aquella loca, pero la vi llorar y comprendí que iba á hacerle sufrir los mismos dolores que yo pasaba por ti, sin contar que encontraba cierta dulzura en tener un corazón á quien confiar mi pena... Así pasaron seis meses, los peores de mi vida.

Esta breve conversación fué en francés, y Celinda sólo pudo comprender algunas palabras; pero adivinó que la otra había dicho algo contra ella, é hizo una mueca de desprecio asomando su lengua entre los labios. Pasaron á continuación los jinetes del segundo grupo. El marqués saludó ceremoniosamente á la joven.

Más adelante le contaré. Entramos en el palacio, preguntamos por la duquesa, nos pasaron a una habitación obscura, y después de una hora de espera, que a me duró un siglo, apareció la duquesa, vestida con una bata colorada, a pesar del luto reciente, cosa que me escandalizó.