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Hay, indudablemente, un partido que la desea, sea guiado por sentimientos de un egoísmo antipatriótico, sea en la esperanza de romper el nudo de dificultades por el sistema de Alejandro. Bueno es no olvidar que el instrumento indispensable para esa operación es, ante todo, la espada del héroe macedonio.

La ciudad de Buenos Aires no concebía por entonces, cualesquiera que fuesen las ideas de partido que dividiesen a sus políticos, cómo podía existir un Gobierno absoluto.

Así se presentó el nuevo licenciado en Sarrió con la aureola de gloria además que rodea a quien ha hecho sus primeras armas, y aun reñido batallas en la prensa periódica. Se había afiliado en el partido liberal más avanzado renegando así de su prosapia. Con esto, su padre estaba fuertemente desabrido. Si le dejó entrar en casa debióse a la intercesión de la madre.

Sin perder pues la identidad y solo por sucesion de percepciones de identidad, hemos llegado á adelantar en la ciencia, y habiendo partido de una proposicion tan estéril como círculo = círculo, nos encontramos en otra por la cual podemos desde luego calcular el valor de un círculo cualquiera con tal que se nos su radio.

Pendenciero, jugador y amante de dar guerra a las mujeres, era más que difícil hacerlo sentar la cabeza; y el virrey, que le profesaba paternal afecto, se propuso en Lima casarlo de su mano, por ver si resultaba verdad aquello de estado muda costumbres. Evangelina Zamora, amén de su juventud y belleza, tenía prendas que la hacían el partido más codiciable de la ciudad de los Reyes.

Era espeluznante ver aquellos grupos de hombres demacrados, con grandes capotes grises, amontonados sobre paja sanguinolenta, llevando uno de ellos el brazo partido sobre las rodillas; otro con la cabeza atada con un pañuelo viejo, y otro, por último, ya muerto, sirviendo de asiento a los vivos, con las manos negras colgando entre las escalas.

«No vengas con andróminas replicó la cacharrera . podrás tener buenas ideas; pero has dado el pasito, y ya no puedes volver atrás. ¡El pasito, hija! ¡Repuñales! De todo tiene la culpa ese hombre, ese hombre... Es un lameplatos. Siento que no esté aquí para despotricarme con él y decirle las del barquero... Total, chica, que yo no tengo un real partido por medio.

El razonamiento fue este: «Mi tía se ablanda; mi tía se da a partido. Y como Fortunata no le debe dinero, ni se lo deberá nunca, porque estoy yo para impedirlo, ha de llegar día en que sean amigas». v

Respondieron á los Embaxadores, que ellos admitian el partido, y con esto el negocio quedó concluido, y luego por parte del Príncipe se les entregó el dinero, y vituallas, y ellos con mucha puntualidad partieron el dia que ofrecieron de salir.

Por estas razones en la Fábrica se hacía política pesimista y se anunciaba y deseaba que al Gobierno «se lo llevase Judas». Dos cosas sobre todo alteraban la bilis de las cigarreras: el incremento del partido carlista y los ataques a la Virgen y a los Santos.